El pasado 29 de enero vivimos a la puerta de Feval, la indignación, el hartazgo y la desesperación de los agricultores y ganaderos extremeños por la grave crisis de rentabilidad que sufren sus explotaciones. Los bajos precios que reciben por sus producciones junto con el precio creciente de los medios de producción, están llevando a la asfixia económica a muchos de ellos. Y no es una situación sobrevenida, es algo que el sector agrario viene padeciendo y manifestando desde hace tiempo.

Pero además de los precios, hay otros problemas que rodean al sector, como los acuerdos comerciales por los que entran en el mercado europeo producciones que no cumplen los estándares de nuestro modelo productivo; nuestros agricultores y ganaderos producen los alimentos más seguros y de más calidad, sin embargo, los productos procedentes de acuerdos con terceros países, entran en Europa sin esas exigencias de sostenibilidad y seguridad, en una clara competencia desleal.

Además, el sector agrario es el que siempre sufre las consecuencias de las «guerras» comerciales. Recuerden el veto ruso o los aranceles americanos; se le concede una ayuda a Airbus y por arte de birlibirloque, el que sufre las consecuencias es el aceite de oliva, el vino, los quesos, etc, porque se grava con un «impuesto» su entrada al mercado americano.

El cambio climático es otro de los asuntos que inciden en el sector, especialmente en las producciones, pero también en la percepción que tiene la sociedad del papel de la agricultura y ganadería. En el desarrollo de la COP 25, hemos tenido que escuchar en su primer día que el sector agrario prácticamente tenía la culpa de las emisiones de gases nocivos. No solo es absolutamente falso, por supuesto, sino que además es el único sector que puede absorberlos, porque nuestras tierras de cultivo, de pastos y los bosques son un sumidero de carbono.

¿Y qué decir de la próxima reforma de la PAC? El próximo 20 de febrero se inician las negociaciones del Marco Financiero Plurianual, donde se decidirá el presupuesto de la PAC. Lo que está encima de la mesa es un recorte de las ayudas directas y las de desarrollo rural propuesto por la ministra Calviño cuando era directora de Presupuestos de la Comisión Europea.

Estos son algunos de los problemas de la agricultura y la ganadería, un sector estratégico para conseguir uno de los objetivos fundamentales de la Unión Europea: la seguridad alimentaria para abastecer a la población de alimentos saludables. Por eso, la sociedad debe conocer los beneficios que le aporta el sector y, para ello, debemos hacer una labor reivindicativa, una labor pedagógica, porque como señalaban los agricultores en sus pancartas: sin agricultura y ganadería ¿quién nos dará de comer mañana?

*Ingeniera agrícola y diputada del PP.