En cierta ocasión pregunté a una de esas personas que llaman relevantes, del ámbito de la comunicación española, qué pensaba sobre la Declaración de Bolonia en relación al Espacio Europeo de Educación Superior y sus repercusiones en nuestro país. En un alarde de sinceridad, y tras unos segundos de reflexión, me contestó: ¡A quién le importa Bolonia¡, y, naturalmente, siguió a lo suyo.

Años después de esta anécdota se constata el escaso interés informativo de la sociedad española por Bolonia y el desconociendo generalizado de la sociedad civil extremeña. El resultado actual de Bolonia lo expresa muy bien, e irónicamente, nuestro alcalde de Badajoz cuando dice que Bolonia tiene más dudas que la vacuna de la gripe A. En Extremadura, donde parecemos pioneros de la salsa boloñesa, las escuelas de ingenierías están todavía sin explorar, siguen en ebullición y con un cierto desconcierto entre los profesionales de las ingenierías técnicas. Algunos ingenuos creen que con el pasito de los actuales ingenieros técnicos a los nuevos grados, está todo resuelto: se pasa por taquilla y, después, ya veremos. No digamos los nuevos grados de ingeniería, que posiblemente van a tener menos atribuciones que un secretario de escopeta.

XDESDE HACEx meses observamos con preocupación el alcance de la crisis económica. Cada día llegan a nosotros desalentadoras noticias. Se contraponen la retórica de los brotes verdes, la luz al final del túnel, la recuperación --con mayor rapidez que los demás-- y un juego malabar de cifras de primeros, segundos o terceros puestos para demostrar que no somos tan malos. Al parecer, se trata de evitar lo de tonto el último.

Así las cosas, miramos en nuestro entorno y pensamos que podíamos estar peor, pero hay mucha gente que sobrevive mal, aunque sobrevive, ante una escalada de dificultades. Afortunadamente, parece que hay más sobrevivientes que náufragos.

Sin descender a los detalles concretos de todas las crisis individuales o sectoriales de cada ciudadano, la verdad es que el sentimiento generalizado parece que es el de no importarnos lo que les ocurra a los demás, salvo que nos afecte a nosotros o aledaños. El pasotismo lleva varias décadas consolidándose y ya ha sobrepasado la categoría de tópico para convertirse en una seria preocupación.

La inclasificable Alaska repetía insistentemente: ¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga? Absolutamente a nadie. Pero no obstante, por qué no hablar de lo nuestro. Faltaría más. Nos sentimos a veces utópicos como el personaje de Unamuno , en busca del sepulcro de Don Quijote. Parece que estamos solos, pero seguro que hay gente que, sin saberlo, está a nuestro lado, calladamente, y a la que también preocupa la situación de unos profesionales, los antaño denominados Peritos Industriales, a quienes los insoportables contenidos de la Directiva de Servicios de la UE y su transposición en España, pueden poner en peligro, por mor de una chapuza legislativa.

La filosofía neoliberal de la competencia, asunto importante y necesario sin la menor duda, posiblemente arrolle determinadas instituciones seculares que a nadie le importan, entre otras cosas porque nadie se ha molestado en conocerlas fuera de los tópicos. Hablo de los colegios profesionales en la rama de las ingenierías.

Dicen, para tranquilizarnos, que no llegará la sangre al río. Necesariamente habrá que ser optimistas. Pero mejor no mirar atrás, con la legislación pergeñada y vivir para ver. También sabemos por el sabio de Unamuno, que los que van organizados en otros grupos en busca del sepulcro de Don Quijote, y en torno al neoliberalismo competencial sin límites, sacando pecho y diciendo que son los mejores, es posible que nunca lleguen a su destino, pues suelen distraerse por el camino en darse leña entre ellos.

Y para acabar, nadie quiere contar con los colegios profesionales. Como diría el Mario Benedetti : "Usted sabe que puede contar conmigo". Entregamos nuestros papeles a nuestros diputados nacionales en la región sobre la Ley Omnibus con nuestras opiniones y propuestas. Ni contestan. ¡A quién le importa¡

Posdata: Y a quién le importa que se redacten unos nuevos Estatutos del Consejo Social de la Universidad en Extremadura, donde están representados casi todos, menos el producto acabado de la universidad, que son los profesionales. Va a resultar que sí importamos, pero para que no se nos oiga.

*Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Badajoz.