En las primeras semanas de un trasplante, el deseo de conocer los detalles de la persona y de la familia que ha donado llega a ser estresante. Es una reclamación continua ante aquellos que están con el trasplantado ofreciéndole sus cuidados y atenciones.

La alegría por el éxito de la operación que va a permitir recuperar, al paciente trasplantado, una calidad de vida ya casi olvidada y que para los que gozan de una buena salud no valoran en su justa medida, se empaña momentáneamente por el recuerdo entrecortado del donante, a quien no conocemos pero sentimos como algo propio dentro de un indefinido parentesco.

El trasplantado sabe y siente el sufrimiento en el que estará inmersa la familia por la irreparable pérdida y, de forma inconsciente, establece una nueva relación de parentesco con esa desconocida familia que ha derrochado valentía y generosidad, permitiendo que esos órganos extraídos sigan funcionando en otros enfermos, aportando vitalidad e ilusión a otras familias que durante años han pasado por circunstancias dramáticas, debido a una cruel y prolongada enfermedad.

Muchos trasplantados quieren conocer detalles de su donante y sus familias. Para el trasplantado, que ha vuelto a la vida, quiere de justicia agradecer a esas maravillosas personas que entendieron la donación como una actitud de generosidad y amor.

XPERO ESTOx es imposible, la Ley sobre donación y trasplante es clara, la donación de órganos se hace en un entorno de total anonimato y de clara privacidad, y esto es un acierto. Pero no es menos verdad, que la persona que recibe un trasplante, desea expresar de forma pública o privada su enorme agradecimiento y el maravilloso regalo de vida de estas personas desconocidas para él. Es fácil agradecer la ayuda a aquellos que nos echan una mano a encontrar una calle, a aquellos que nos ayudan a encontrar a nuestro hijo extraviado, pero el trasplantado no tiene un escenario propicio para manifestar personalmente su gratitud a quien le ha salvado la vida.

Muchos trasplantados, comienzan a contar su edad desde la fecha del trasplante, dejando en segundo plano su fecha real de nacimiento.

Y lo celebran como su principal cumpleaños.

Hoy podemos ser personas totalmente sanas, con una vida normal, disfrutamos de nuestros hijos, de nuestros padres, hermanos en definitiva, de aquellas cosas que mas amamos, pero Quizás, quién sabe, mañana ... podemos nosotros estar en ese grupo de personas que hoy engrosan las listas de espera para recibir un trasplante. Desgraciadamente, las insuficiencias de algunos de nuestros órganos o del mal funcionamiento de nuestra médula pueden afectar a cualquier persona, sin distinción de sexo, religión, color de piel o posición social (algo que vemos últimamente con mucha frecuencia), por tanto, existen suficientes razones para que una vez que nuestra vida se apague definitivamente, podamos encender la luz de otras personas que viven en la penumbra de la enfermedad.

Desearía animar a toda la población a elegir la donación de órganos, de médula y como no de Sangre como una actitud lógica, solidaria y la más humana que se puede tener con nuestros semejantes. Enfermos pendientes de un trasplante, pueden volver a la vida gracias a la donación de órganos, Enfermos de leucemia pueden volver a la vida con la donación de médula, y algo muy importante, todos, absolutamente todos los que formamos la sociedad, desde el primero al último, necesitamos que los bancos de sangre tengan este preciado líquido de vida para que los hospitales puedan operar con garantías, y algo más importante, que los últimos beneficiados, de que estos bancos de sangre dispongan de la suficiente, seremos la sociedad en general.

Gracias a todos los donantes que con su generosidad y humanidad han devuelto a la vida a otros.

*Presidente de ALCER Cáceres