TDte momento, el PP consigue algo: que se hable mucho más de sus infames acusaciones que del océano de corrupción que le sepulta. Dolores Cospedal ha cruzado con creces todas las líneas rojas de lo permisible en una democracia normal. Pero no es ella sola, sino toda la dirigencia del partido, empezando por Rajoy , la responsable del gravísimo atentado al Estado de Derecho que están perpetrando. Algunas de las acusaciones constituyen delitos de calumnias mientras que no las denuncien judicialmente y por los jueces de dictamine que efectivamente el Gobierno y sus instituciones han cometido los delitos de los que les acusan. Concretamente, la acusación de que el Gobierno está ordenando que se espíe ilegalmente a los dirigentes del primer partido de la oposición. Sin aludir ahora a que de espías aquí los únicos que saben algo o mucho son ellos, como asegurarían sus compañeros de partido Prada y Manuel Cobo . Que no se hagan ilusiones, porque al final eso de que se hable tanto de Cospedal les va a resultar contraproducente, por su efecto excitante y escandaloso.

Yo no creo que ellos piensen sinceramente que esta errática estrategia les puede salir bien a medio plazo, pero creo que lo que pretenden es enredar, envenenar y lodazar el ambiente, a ver si las gentes dicen aquello de que todos son iguales.