TDtice el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero -ahora: no hace mucho decía otras cosas-- que hay que estar proclives al pacto para arreglar la economía española en cinco años. Un plan quinquenal, como aquellos que hizo famosos la Revolución de Octubre de los soviéticos. Probablemente, esta vez Zapatero esté siendo realista: hace muchos quinquenios que España necesitaba una planificación quinquenal.

Ahora, sin embargo, estamos abocados a muy serias transformaciones, económicas, políticas y sociales, por lo que me parece que ha llegado el momento de reflexionar sobre todo lo que hemos logrado -que no ha sido poco--, sobre todo lo que estamos perdiendo -que tampoco es desdeñable- y acerca de cuánto podemos lograr o perder.

Uno de los escasos signos esperanzadores protagonizados por la clase política española fue esa mano tendida, aunque limitada a los asuntos europeos, entre Mariano Rajoy y Zapatero, en el último pleno de la Cámara legislativa que se cerraba, sesteante, por las fiestas de Navidad.

Creo que debe ser el propio Rodríguez Zapatero quien defina las tareas para ese quinquenio. No es ese un plan de parches, ni para conformar sondeos de opinión. Sospecho que la clase política debe adelantarse, por una vez, a las exigencias de la ciudadanía, que, asustada, creo que apenas ya exige quedarse como estaba, que no le recorten más el Estado de bienestar. Eso, que ya no es posible, hará que nuestros descendientes vivan algo peor de lo que lo hicimos nosotros en los mejores momentos, y que aboguen por tomar el toro por los cuernos. Es el momento en el que la clase política, responsable y realista, ha de coger el timón, decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, a los ciudadanos y obrar en consecuencia.

En esta coyuntura política ha llegado, me parece, el momento de la valentía extrema, de los arriesgados, de los emprendedores. Me llegan rumores acerca de ´operaciones políticas´ diversas, con nombres evocadores (´Calvo-Sotelo ´, ´Suárez´ Rubalcaba , me hablan de primarias, de investiduras, de elecciones anticipadas, de sustituciones apresuradas, de defensas numantinas...Creo que Zapatero debe dar ya un golpe de timón, explicar a los españoles cuáles son sus planes --el secreto mejor guardado de la Historia, hasta el momento-, y comenzar a preparar el futuro.

Ya sabemos que esos cinco años de travesía del desierto no van a estar encabezados por Zapatero: pero, por eso mismo, el presidente tiene que hacer saber por dónde navegan sus pensamientos. Al fin y al cabo, sus planes de futuro no le pertenecen solamente a él, sino que son propiedad de quienes le financiaron y luego le votaron.