El apoyo explícito y sin disimulos que ayer prestó Mariano Rajoy a Francisco Camps en el mitin celebrado por el PP en Alicante une indisolublemente la suerte del líder conservador a la del presidente valenciano, imputado en el caso Gürtel. El compromiso adquirido por Rajoy puede hacerse extensivo a la figura de Federico Trillo, que asistió al acto en lugar destacado, y que, por esta razón, cabe suponer que fue arropado en la misma medida que Camps para neutralizar las voces de quienes exigen su dimisión después de hacerse pública la sentencia relativa a la identificación de los cadáveres del accidente del Yak 42. Al margen de los riesgos que asume Rajoy al empecinarse en el salvamento de sus dos compañeros de partido, cabría considerar su actitud como relativamente frecuente en las formaciones políticas en cuanto, con o sin razón, se sienten atacadas o víctimas de una conspiración. Lo que resulta directamente indefendible es que el líder del PP aluda a "inquisidores del siglo XXI" para referirse a quienes promovieron la investigación de la trama de corrupción gestionada por Francisco Correa.