Historiador

Esta raya cruzada de historia, de encuentros, desencuentros, amores y pasiones, que se desliza sinuosa, da límite indeleble a dos hermanos: España y Portugal. Entre ambos, como ojales y botones de camisa, se alzan o se hunden promontorios y fosas: castillos medievales y fortificaciones de la Edad Moderna construidos para salvaguardar independencias y para ir asegurando posesiones. Y será sobretodo entre la Beira Baixa y Alentejo de un lado, y del otro Extremadura, donde se manifieste con mayor profusión este alarde defensivo, esplendoroso, recio y monumental. No en vano fue allí donde las luchas entre musulmanes y cristianos resultaron más enconadas en la plena Edad Media, y donde la Guerra de Restauración portuguesa del siglo XVII, de Sucesión española del siglo XVIII y contra Napoleón a principios del siglo XIX, tuvieron un escenario más perturbador.

Hoy, pacificados, conviviendo en el abrazo de unas relaciones cada vez más fructíferas, estos monumentos admirables son un legado histórico sin comparación en parte alguna, por su cantidad y calidad. Un legado artístico que ha de elevarse por derecho propio a patrimonio de la humanidad. Un recurso ineludible para artistas que se acercan a tan maravillosa monumentalidad, para reinterpretarla. Así, ahora, por pueblos y ciudades extremeños y alentejanos, gracias al patrocinio del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas de la Junta de Extremadura, al esfuerzo de la Asociación de Universidades Populares de Extremadura y otras instituciones, al trabajo magistral de dos fotógrafos extremeños --Miguel Angel Rodríguez Plaza y José María Ballester Olivera--, así como otros dos alentejanos --Carlos Alberto Tojo Prego Janes y Xenofonte Soares dos Mártires--, estamos gozando de una exposición itinerante que da testimonio enriquecido de todo lo dicho. Que cunda el ejemplo y todos disfrutemos de los tesoros de esta raya que cada día nos hermana más.