TEtl Fondo Monetario Internacional, en su Informe sobre las Perspectivas Económicas Mundiales, dice que la economía mundial crecerá el 4,9% este año y el próximo y España mantendrá un fuerte crecimiento. Estos datos coinciden con los de la mayoría de los expertos.

El ciclo expansivo iniciado en 1996 continúa y, si persisten los problemas de fondo, no parecen plantear un grave obstáculo para nuestro país. Ante este panorama, por qué las expectativas de las familias de la Vieja Hispania son peores que hace tres años y, valga la redundancia, empeoran de cara al futuro? Si la evolución económica depende de manera crucial de cómo perciben los individuos y las empresas el futuro, ese desajuste entre la realidad de las cifras y el sentimiento de los agentes económicos ha de corregirse en una dirección o en otra.

La explicación de esa paradoja puede deberse a cuestiones políticas y económicas. Los ciudadanos y las compañías se enfrentan a un escenario en el cual los tipos de interés han subido y lo seguirán haciendo. En consecuencia, el coste de sus deudas aumenta y los beneficios de la inversión tienden a ser menores. Esto explicaría en gran medida el aumento del ahorro privado y la desaceleración de la inversión en el primer trimestre del año. El asunto es si esa tendencia persiste o no. Al mismo tiempo, existe la sensación de que las vacas gordas no duran siempre, lo que podría contribuir a deteriorar la confianza de los hogares y de las empresas. Por último, la cesta de la compra se encarece y los salarios reales disminuyen, lo que ayuda a entender el pesimismo relativo de los agentes económicos.

Por otra parte, la política del Gobierno no contribuye a mejorar las cosas. La sensación de que el Gobierno no hace nada en el plano económico y la de que lo que hace, lo hace mal sin duda pesa en el ánimo de la población. La imagen de un gobierno intervencionista, con escaso o ningún respeto a las reglas del juego también. La idea de que el gabinete no resuelve problemas sino los crea en un camino hacia ningún lugar es otro elemento básico. Estos factores junto a los antes señalados contribuyen a ensombrecer el presente y a sembrar dudas sobre el futuro. Si ese clima de pesismismo se mantiene, la economía podría empeorar mucho antes de lo que sus favorables augures ahora pronostican.