THtay una literatura que asegura que ir de compras es tan recomendable como andar diez kilómetros, dejar el tabaco o ingerir bífidus; esta doctrina lleva un acompañamiento de cantos de sirenas casi imposible de rechazar: te tienes que querer más , regálate algo , te lo mereces .

Si el sistema emocional se resiste, ahí está una doctrina estimuladora del nivel central que provoca la connivencia del entendimiento, ya que sostiene que deambular de comercio en comercio produce una alto grado de socialización y un claro reforzamiento de la personalidad si esta práctica de las compras se realiza con asiduidad y hasta se puede consolidar, según afirma, la conciencia de que no estamos solos en este mundo.

Si usted es uno de los renuentes a zambullirse en el marasmo de las rebajas, reflexione antes de privarse de los beneficios psicológicos que las mismas proporcionan. No se pare en que no necesita nada o en que le engorda la lengua con el sabor a rebaño de los empujones. Calme sus insatisfacciones, dé rienda suelta a su adrenalina y contribuya a la economía de consumo: ¡no sea usted un elemento subversivo frente a la publicidad, esa industria productora de consumidores!

*Licenciado en Filología