Un tío mío, militar retirado del mundo y sus asechanzas, asevera con cachaza que solo hay algo peor que un general incompetente: un obispo incompetente. Nadie puede probar hasta ahora que el prelado Munilla sea un incompetente, aunque el 70% de sus párrocos le rechacen a priori con tolerancia cero. Eneko Goia , portavoz del PNV en Guipúzcoa, considera su nombramiento una provocación del Opus Dei porque la bella Arantza lo defiende. El PNV quiere mandar lo que pueda y está que trina desde que el sentido común y de estado de Antonio Basagoiti y Patxi López , que ya podrían imitar PSOE y PP en el resto de España, le arrebató el poder omnímodo que ejercían en su maltratada tierra desde los albores de lo que fue tanto tiempo democracia a medias en el País Vasco. Pero todavía su espíritu meapilas y nacionalista domina la Iglesia vasca. El temor a que esa parcela nada desdeñable de poder le sea también arrebatada le ha convertido en nuevo coro de plañideras que mucho recuerda a la ridícula pataleta del señor Ibarretxe . El caso es que al futuro obispo se le ha desmandado la pía tropa en un espectáculo sorprendente. Ignoro de qué conocen los párrocos vascos al donostiarra monseñor pero parece ser que lo que exigen es que la Iglesia --asómbrense ustedes-- actúe de modo democrático. Ahora las ovejas quieren nombrar a su particular buen pastor, al menos las ovejas vascas. Es esta una rara variedad muy autóctona, quejica, victimista y particular, que practica poco la caridad cristiana y bastante el hecho diferencial y parece preferir el vasquismo a la mansedumbre y sobre todo a la obediencia. Dicen las lenguas sin pelo que es falacia que el obispo sea conservador y que "algo huele a podrido en la Iglesia vasca". A Munilla le mola Juan XXIII y el Vaticano II, pero no comulga con los sagrados ideales de Sabino Arana , inspiradores del clero vascongado, tan tibio para condenar algunos crímenes y tan incandescente para preservar sus puras esencias. Dios dirá, o el demonio. Mientras tanto yo me despacho a gusto.