El ministro de Fomento, José Blanco, hizo público en el Congreso su particular plan de ajuste del gasto, que va a afectar al 20% de las 1.166 actuaciones que estaban en marcha o en trámite de hacerlo. El recorte ha sido desigual: ha habido comunidades autónomas especialmente damnificadas por la importancia del ´tijeretazo´, como Castilla León, con siete obras suprimidas, y Cataluña, con seis; y otras a las que no les afecta lo más mínimo. Extremadura está entre las afectadas por el plan de ajuste, pero solo una carretera, los 14,5 kilómetros del tramo de la N-110 entre Navaconcejo y Tornavacas.

Visto así, de forma panorámica, el plan de ajuste de Fomento no es demasiado perjudicial para Extremadura, pero es un error del ministerio haber elegido suspender una carretera que es decisiva para el desarrollo de la zona. El inicio de la misma llevaba ya retraso y por esta razón su suspensión entraba dentro de lo previsible, pero no debería haber sido víctima del recorte porque condena al valle del Jerte a mantener unas condiciones viales tercermundistas. La realidad de la carretera, estrecha, bacheada, sin arcenes, solo se compadece con su carácter de carretera nacional si España fuera un país en vías de desarrollo.

No es extraño --es lo lógico-- que los alcaldes de las cuatro localidades directamente afectadas estén dispuestos a iniciar protestas. Razones no les faltan. Basta darse una vuelta cuando en primavera florecen los cerezos para comprender que la carretera, en su situación actual, estrangula la comarca; es un freno al desarrollo.