Jugar con el dolor que produce la pérdida de un ser querido, es indecente. Si es para conseguir rédito electoral, doblemente indecente.

Y eso es lo que ha hecho el señor Rajoy y escolta, con respecto a los seis militares muertos en un atentado terrorista en El Líbano.

Nuestros vehículos allí destacados no tienen inhibidores, como no los tienen los de ningún país componente de la fuerza internacional que allí operan.

Pero a la vista de los acontecimientos, al PP es necesario recordarle que en el 2002 enviaron 400 soldados a Kabul (Afganistán) con chalecos sin protección infrarroja, que ponían en riesgo sus vidas. Este material fue consecuencia de una operación de compra corrupta, que ignoró las normas de seguridad de la OTAN. ¿Esto como hay que llamarlo?

A los once muertos en Irak (1 comandante de la Guardia Civil, 1 capitán de navío, 1 sargento y 8 agentes del CNI), el gobierno del señor Aznar no les concedió las medallas con distintivo rojo, sino amarillo. El señor Rajoy era entonces un destacado miembro del gobierno, ¿por qué no propuso entonces que fueran con distintivo rojo?

Y por último, con respecto a la guerra de Irak, en agosto del 2003, el señor Aznar dijo: "auguro un triste destino a aquellos que tienen que pensar en féretros en los cuales cifrar sus espectativas políticas".

Espero y deseo que cuando llegue el momento, las urnas le pasen factura al señor Rajoy por el clima de confrontación permanente al que está sometiendo a los españoles.

Antonio M. Olivas Salguero **

Mérida