WHwoy sabemos algo más de cómo coexisten algunas refinerías españolas y su entorno. EL PERIODICO informa en este número de lo que ocurre en las refinerías enclavadas en Puertollano, La Coruña, Huelva, Castellón y Tarragona, cinco de las nueve existentes. Se trata de un asunto de interés para los extremeños a partir del anuncio de la instalación de la Refinería Balboa en Tierra de Barros, y al que desde estas páginas se ha pretendido arrojar alguna luz. Y lo que se concluye es que, en términos generales, no existe un conflicto entre las plantas de refino y el entorno, agrícola en los casos de Tarragona, Castellón y Huelva, y poblacional en el de La Coruña. Vinos tan reputados como los de El Priorato, en Tarragona; cítricos, que se cultivan junto a la de Castellón; o fresas en las inmediaciones del polígono industrial de Huelva, salen adelante sin merma de calidad y fama, según señalan los propios interesados, los cuales, por otro lado, cuentan que no son las refinerías, sino otras industrias, como la central térmica en el caso de Castellón; las químicas en el de Tarragona; o la de carbón en La Coruña, las que han dañado, e incluso echado a perder, cultivos enteros. No son datos ni definitivos ni científicos, pero sí orientativos de lo que ocurre en zonas que ya saben lo que es tener una refinería.