Existe como un consenso general a la hora de afirmar, en voz susurrante, que parece que el proceso de paz, o la negociación con ETA, o como quiera que se llame ahora, va mal. Muy mal. El caso es que el siempre exultante presidente Zapatero se refugia ahora en la bonanza de los datos económicos en lugar de en las expectativas políticas. En principio, salen bien los números, aunque, para colmo de males, el gobernador del Banco de España ha venido a arrojarnos un jarro de agua fría, vaticinando tiempos difíciles para la economía familiar; es decir, hay buenos excedentes empresariales, dinero a espuertas para opar a diestra y siniestra, fortunas debidas al ladrillo, pero, según Miguel Angel Fernández Ordóñez , el españolito de a pie va a tener que apretarse el cinturón en los meses venideros. Y es, claro, el españolito de a pie quien vota.

XASI QUEx pintan regular las cosas para un Zapatero a quien ya sobrepasan en popularidad (CIS dixit) sus dos vicepresidentes, Fernández de la Vega y Solbes , y que ve que las encuestas sentencian una cada vez mayor aproximación del PP a los socialistas. Menos mal, te dicen en ámbitos monclovitas, que la popularidad individual de Mariano Rajoy está por los suelos, por debajo incluso de algunos ministros especialmente desconocidos y/o desacertados.

A ver por dónde discurre esa reflexión navideña que aseguran que va a iniciar el presidente durante las vacaciones de diciembre. Por lo pronto, se le multiplican los frentes abiertos: ayer era un documento de los jueces conservadores, hoy será un manifiesto de los obispos, mañana una manifestación de las víctimas del terrorismo afectas a Alcaraz. Todo ello, aderezado con la artillería pesada de algunos medios especialmente hostiles al PSOE. ¿Un plan coordinado contra el Gobierno socialista? Pudiera ser, y nada tendría ello de ilegítimo, aunque algunas cosas puedan tener su parte cuestionable.

Si hay reflexión por fin, tendrá que ser rápida y contundente. Zapatero no es muy partidario de los cambios, pero la remodelación ministerial que ayer era necesaria se va haciendo urgente e imprescindible. Cambiar rostros, cambiar comportamientos y quizá hasta cambiar de planes. Por ejemplo, resulta insostenible que el llamado proceso de paz en el País Vasco siga por estos derroteros. O Batasuna acepta buenamente ser el engranaje entre el Gobierno democrático y la banda terrorista, o, en otro orden de cosas, el PP admite cooperar en esto con el Ejecutivo, o hay que apagar la luz antes de irse. Y ese apagón pudiera tener muchas, muchas consecuencias para el futuro político inmediato de ese Zapatero. Pero también para Mariano Rajoy, figura estimable cuyos perfiles acaso no se desarrollen suficientemente en el sentido unívoco que desean los electores: de ahí la baja calificación recibida desde el CIS.

A veces da la impresión de que la aún joven, pero ya suficientemente rodada, democracia española está en manos del folclore, de la improvisación y de un cierto egoísmo. No hay sino que ver el affaire que se ha organizado a cuenta de la biografía autorizada de la presidenta de la Comunidad de Madrid --la batallita de Madrid ; esa es otra-- para darnos cuenta de que nos hallamos instalados en lo que Kundera llamaba la insoportable levedad del ser. Y lo peor, ya digo: los de ETA, encantados con esto de que cuanto peor, mejor. ¿Cuáles serán los resultados de la reflexión de Zapatero, cuáles? No se pierda el próximo capítulo.

*Periodista