Igual que en los momentos felices intentamos anclar el tiempo, desactivar la fugacidad, institucionalizar la permanencia, eternizar el instante, quisiéramos ser capaces de sortear el mal, pero una vez ante él hay que afrontarlo, aprovechar lo mucho de bueno que ofrece siempre la vida cuando la muerte le deja y esperar que pase la tempestad. La calma llega. Todo es temporal. Y volverá la vida a brillar con un esplendor nuevo.

Atravesamos un momento amenazante y muchos parámetros parecen confabulados para atentar contra lo que hasta ahora ha sido nuestro modo de vida, nuestras relaciones sociales y familiares, nuestro trabajo, nuestra forma de vivir la política. La seguridad jurídica de estar en una democracia con sus fallos, pero democracia al fin, se tambalea. Los modelos se desmoronan. Los que deberían conducir con serenidad lo hacen ebrios de su poder fugaz que creen eterno, los que deberían enviar a la sociedad mensajes claros de competencia profesional, prudencia en razón de su cargo, moderación en el trato, firmeza en las decisiones y empatía con el pueblo que sufre, se contradicen y marcan directivas caóticas que solo contribuyen a aumentar la reticencia entre los ciudadanos y una falta de autoridad que favorece cada vez más la desobediencia civil. Y no consuela nada que el mundo global esté peor. Que la democracia sólida que siempre fue EEUU afronte momentos esperpénticos como ha demostrado el debate de los candidatos presidenciales. Todas las imposturas son posibles, los insultos, las acusaciones, la falta general de educación.

Se subvierten los valores, ninguna corrupción escandaliza, la excelencia se desprecia, se admite la calumnia y la mentira en nombre de la libertad de expresión y no hay límite al ataque ni nada debe ser respetado. Pues bien, en medio de este panorama, gritemos alto y claro que lo malo es malo. Que mentir, engañar, manipular, abusar de la autoridad, utilizar distintas varas de medir y subordinar el bienestar común a los intereses personales tendrá su castigo. Democrático y cívico, pero castigo al fin.

*Profesora