WLw a reforma laboral que entró en vigor en julio del pasado año ha logrado invertir la tendencia de incremento de la contratación temporal en detrimento de la indefinida. Si en junio del pasado año la contratación temporal crecía el 5%, el 2006 se ha cerrado con un retroceso del 3,4%. De julio a diciembre se firmaron 1,2 millones de contratos indefinidos (2,2 millones en todo el año), una parte de ellos (670.000) gracias a las bonificaciones establecidas para la conversión de trabajadores temporales en fijos, y el resto son contratos de inicio, asimismo bonificados. Aun así, solo el 17% de los contratos que se están firmando son indefinidos.

Que antes de la reforma ese porcentaje apenas alcanzara el 9% es un consuelo, pero no nos engañemos: lo conseguido sigue siendo insatisfactorio, a pesar de ser muy superior a los beneficios de la reforma laboral de 1997 que abarató el despido. En aquel año se firmaron 707.500 contratos indefinidos.

La bonificación para la conversión de contratos de temporales a fijos terminó con el año, no así la establecida para nuevas contrataciones indefinidas, cuya vigencia es de 4 años. Si la tendencia del último semestre se mantiene, la bolsa de temporalidad podrá disminuir en porcentaje, pero en cifras absolutas seguirá siendo inaceptable.

Si a España le falta competitividad, nadie debería ignorar, y menos los empresarios, que la temporalidad implica una rotación de trabajadores en un mismo puesto de trabajo que impide mejorar la productividad. Además de las bonificaciones, que nunca serán eternas, los empresarios deberían atender a razones de sentido común.