Bajar el porcentaje de abandono escolar es uno de los principales argumentos que esgrime el Gobierno para defender el texto del Proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) que fue aprobado el pasado 10 de octubre en el Congreso y, que tras su tramitación en el Senado y aprobación definitiva en el Congreso, pretende poner en marcha el curso que viene.

La próxima LOMCE contempla una Formación Profesional Básica que consta de dos cursos y se destina a alumnos de entre 15 y 17 años de segundo o tercero de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) que les permitirá adquirir la cualificación profesional mínima y "optar" al título de ESO. Aunque la cualificación profesional adquirida sea de primer grado, la más baja, lo cierto es que tener un mínimo de 11 años de escolarización y al menos un ciclo completo de dos años en la parte final de la etapa educativa les permitirá obtener el CINE 3 (Título de Educación Superior en la nomenclatura europea). Por lo tanto, a efectos estadísticos el Gobierno presumirá en futuro próximo de reducir el abandono escolar.

La encuesta de población activa (EPA) del tercer trimestre de 2013 recoge que el número de parados disminuye en 72.800 personas. Pero la cifra desglosada nos indica que la ocupación sube en 39.500 personas y el número de activos desciende en 33.300. O sea que el recorte del desempleo obedece en gran medida a que hay menos población activa por la salida de jóvenes españoles y de población inmigrante.

La disminución del paro que recoge la última EPA y la reducción del abandono escolar que traerá la LOMCE, sobre la base del hipotético incremento de titulados en Educación Superior por haber terminado la FP Básica, tendrían en común que al rascar salta el maquillaje y dejan al descubierto la precariedad laboral y la insuficiencia en la formación.

La conjunción de las reformas laborales en vigor y educativas en marcha configura la estrategia conservadora que va instalándose sin pausa. Para derrotarla es necesario conformar una amplia alianza político-social; en caso contrario seguirán impunes los responsables de la crisis y el imperio de la inseguridad social.