XExste libro contenía 133 imágenes de planos, vistas y descripciones de lugares, asedios y batallas localizados en las fronteras territoriales y marítimas del que todavía era el Imperio más poderoso del mundo. Un Imperio que, ya por aquel entonces, se encontraba seriamente asediado por otras potencias emergentes, tanto en el continente europeo como en sus dominios ultramarinos, e incluso, en el interior de la propia península ibérica. El Atlas, inconcluso, representaba cartográfica y artísticamente si no todos, la mayoría de los puntos calientes donde se concentraban al mismo tiempo, tanto las potencialidades como las debilidades de una Monarquía, la de Felipe IV, que se resistía a la pérdida del liderazgo y de la hegemonía internacional. El encargo del Atlas fue realizado por el Marqués de Heliche, un poderoso y diletante personaje que aspiraba a suceder a su padre, don Luis Méndez de Haro, en el cargo de valido, la persona más influyente y poderosa en la corte del monarca español.

La trascendencia de los personajes y la información sensible --por lo, en algunos casos, secreta y estratégica-- contenida en el Atlas confieren a este documento una importancia histórica de primera magnitud, que hasta apenas hace un año era desconocida para los historiadores, y para la sociedad en general. El feliz descubrimiento de tan excepcional hallazgo fue posible gracias al rigor y la intuición de dos prestigiosas historiadoras de la Universidad de Extremadura, Rocío Sánchez Rubio e Isabel Testón Núñez, y del documentalista Carlos Sánchez Rubio, formado también en las aulas de la Universidad de Extremadura.

Quisiera resaltar el hecho de que tan importante hito historiográfico haya sido protagonizado por personas pertenecientes o vinculadas a la Universidad de Extremadura, una institución acreedora de un creciente y merecido prestigio, no siempre, reconocido y valorado por los medios de comunicación. Yo les suelo decir a mis alumnos que los historiadores debemos saber diferenciar los hechos de los acontecimientos, y los sucesos de las noticias. Y que, al igual que los medios de comunicación transforman los sucesos en noticias, con nuestros análisis y valoraciones convertimos hechos en acontecimientos. De tal manera que cuando interpretamos la realidad son los acontecimientos y las noticias los que dan cuenta de ella, dado su consustancial carácter selectivo y subjetivo. De lo que no estoy tan seguro es de la manera en que tan importante hallazgo ha sido transmitido a la opinión pública. Y eso que el contexto era más que propicio, porque con buen criterio, ese regalo concebido, y posiblemente no realizado, hace más de tres siglos, ha ido a parar, lujosamente editado, a manos principescas, como regalo institucional enviado por la Junta de Extremadura a Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, . El regalo real sigue siendo virtual para la comunidad de historiadores y la inmensa mayoría de los extremeños. Claro que de eso no son responsables únicamente los medios de comunicación. Habrá también que confiar, aunque existan precedentes institucionales poco esperanzadores de obras que se editan para consumo restringido, en que el regalo real deje de ser virtual, y pueda ser degustado por quienes puedan encontrar en él deleite o satisfacción.

*Profesor de Historia Contemporánea