La abstención había sido un fenómeno creciente en los últimos años en el sur de Europa (España, Grecia, Italia y Portugal), ya que la población veía en ella una forma eficaz de mostrar su rechazo al sistema político y su descontento crítico. La crisis económica incrementó la insatisfacción y la población optó por abstenerse y aumentar el número de manifestaciones y manifestantes, sobre todo en España. El perfil predominante del abstencionista en el sur de Europa en el 2012 eran los desafectos, es decir, quienes no mostraban ni interés ni confianza, y parecían desentenderse de los asuntos públicos. Ante tal panorama, plataformas como las Mareas, las Marchas de la Dignidad y los Indignados han ocupado un papel relevante en España y Grecia, como Geraçao a Rasca en Portugal. Finalmente, ha habido un auge de partidos alternativos que manifiestan su rechazo a la austeridad y la corrupción, como Syriza en Grecia, el Movimiento 5 Estrellas en Italia y Ciudadanos y Podemos en España, opciones que han permitido volver a las urnas a antiguos abstencionistas, lo que ha supuesto un incremento de la participación electoral.