La elección de Juan Rosell para presidir la CEOE debe ser la ocasión propicia para acometer la rehabilitación de la imagen de la patronal después de la tormentosa presidencia de Gerardo Díaz Ferrán, condicionada por la mala marcha de sus negocios. La necesidad invocada ayer por Rosell de "recuperar las conductas éticas" apunta en esta dirección, al igual que su voluntad de dialogar con todos los agentes sociales y dejar a salvo el Estado del bienestar. Es decir, conviene a los empresarios desvanecer la sensación de enfrentamiento irreconciliable con los sindicatos en plena crisis y sin vislumbrarse la recuperación. Un buen indicio para el diálogo son las palabras que el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, dedicó a Rosell, a quien consideró un "interlocutor social fiable y leal". La amplísima victoria obtenida por Rosell --444 votos contra 247 para Santiago Herrero-- le permite afrontar los retos con un razonable margen de maniobra. Los planes del Gobierno, destinados a reformar el mercado laboral y las prestaciones sociales, precisan de una patronal fuerte y liberada de los procesos judiciales en los que Díaz Ferrán está incurso.