Entre ayer y hoy está teniendo lugar en la Biblioteca Pública de Cáceres el congreso ‘Extremadura durante la Guerra Civil’, organizado por el GEHCEx (Grupo de Estudios de Historia Contemporánea de Extremadura). Se trata del decimocuarto congreso organizado por esta asociación fundada hace doce años y que ha revolucionado los estudios de historia en nuestra región.

Ayer por la tarde inauguró el encuentro Enrique Moradiellos, con su ponencia «Historiar y comprender la Guerra Civil Española: un reto permanente». Toda una declaración de intenciones de uno de los mejores historiadores actuales (reconocido el año pasado con el Premio Nacional de Historia de España), catedrático en la Universidad de Extremadura. Siguió una mesa de comunicaciones, donde se trató desde la represión en Cáceres, a cargo de Carlos María Neila Muñoz, al reflejo periodístico de cómo Franco fue aclamado ‘caudillo’ en nuestra ciudad. Juan José Ventura, desde su conocimiento del ramo periodístico, analizó lo que fue «una exclusiva del diario Extremadura». César Rina, que recibió el Premio Arturo Barea hace pocos años por su libro Los imaginarios franquistas y la religiosidad popular (donde exponía cómo el franquismo quiso apropiarse de un sentimiento que abarca todas las clases sociales e ideologías), ahondó en los «usos de la religiosidad durante la Guerra Civil en Badajoz y Cáceres». Terminó el día con la proyección de un documental sobre la guerra civil en La Serena, la única comarca extremeña que resistió casi hasta el final el avance franquista.

Esta mañana a las 9.30 abrirán de nuevo el congreso José Hinojosa Durán (alma y motor del GEHCEX y de estos encuentros) y Antonio D. López Rodríguez, con un panorama de la historiografía reciente sobre la guerra civil en nuestra región. Seguirán aportes que se prevén fundamentales sobre una corriente poco estudiada en Extremadura, como fue la del anarcosindicalismo: sobre sus «vicisitudes, represión y exilio», a cargo de Roberto C. Montañés; sobre las colectividades agrarias en Quintana de la Serena, o sobre la guerra civil en Navalmoral de la Mata, una localidad donde el anarcosindicalismo tenía seguramente su mayor feudo extremeño, analizado por Domingo Quijada González.

A mediodía, a partir de las doce, seguirán trabajos que desde la historia local analizan cómo la guerra civil destrozó la vida de pequeños pueblos, como los del Valle del Jerte, tratados por Fernando Flores del Manzano; Valverde de Llerena y la ominosa ‘Mina de la Oscuridad’, investigada por Rosario Calero Grillo; los consejos de guerra en Alconchel, estudiados por Antonio Julio Leitón, o la represión franquista en Villanueva de la Serena, tratada por Agustina Merino Tena.

Esta tarde seguirá el estudio de casos concretos, pero ahora de víctimas, como Luis Santano Javato, concejal socialista de Arroyo de la Luz, «paseado, encarcelado y fusilado», cuya biografía rescata Francisco Javier García Carrero, o Antonio García Vital, otro socialista fusilado, éste en Badajoz, sobre quien hablará Manuel Perdigón.

El tema de esta jornada suscita pasiones enconadas: Recuerdo cómo una compañera de carrera presumía de tener en su piso la bandera con el aguilucho porque a su abuelo «lo mataron los rojos». A muchos otros abuelos los mataron los azules. Frente al dolor de la memoria, nada mejor que la objetividad histórica para aprender de los errores.