TLtlueve el sol por todas partes, se desploma agosto con la fuerza de un ciclón que se lleva a media España en la gran estampida del verano mientras en el Senado diluvian flechas envenenadas hacia el bueno de Rajoy , que en su papel de presidente del Gobierno le ha tocado afrontar un caso feo de narices sin grandes posibilidades de salir ileso. Uno de agosto, 8,45 horas de la mañana, mis vecinas, la del sexto A y la del cuarto A se afanan desde la madrugada en acarrear bultos y revolver armarios haciendo las maletas supongo, golpes por aquí, bandazos por allá, total que amanezco sin poder pegar ojo y no me queda otra que ponerme frente a la pantalla de televisión para no perder ni "mijita" del desnudamiento popular.

Rajoy elegante, figurín parlamentario, impecablemente embozado en las hechuras de un traje azul, estilizado frente a todos, valiente encarándose ante la fiera de Rubalcaba , ahí está, solo ante un peligro que creció en las entrañas de su partido, pero ahí está, en pie, aupado en la tribuna de un Senado donde los senadores dibujan el gesto del pulgar hacia abajo en un grito callado de "muerte, muerte". Pero Rajoy amaneció el uno de agosto tranquilo, desayunó ligero y desplegó sus certezas, sus confesiones. Como un presidente a la americana, Rajoy tocó las puertas del confesionario, miró al frente, esbozó pose de arrodillarse ante la contundencia de unos hechos y habló: "dí crédito a Bárcenas , me equivoqué". Fin de la cita. Touché.

Mis vecinas seguían en su tarea "operación estampida", desfile de bañadores, toallas de baño, bermudas, pareos, polos, bronceador, sombrilla, deportivas, balón de Nivea, hamaca... mientras la tele escupía tertulias y reflexiones sobre discursos de vital importancia para España. Ellas a lo suyo, cremitas, protector capilar... un no parar de trastear pasillo arriba pasillo abajo mientras Rajoy verbalizaba sin miedo a morir envenenado el nombre contaminado de su tesorero. Qué paradojas de la vida, mientras en el Senado se debate una salida digna del túnel de la corrupción política, media España cargando el maletero de un coche que les ayude a huir de ese sistema pervertido y adulterado por culpa de insurrectos que se cuelan en los partidos nada más y nada menos que bajo la etiqueta de tesorero, gerente o senador.

XRAJOY SEx abrió en canal el uno de agosto de 2013, hilvanó una sentida epístola cargada de nostalgia por la traición de su tesorero al que creyó en cuerpo y alma, un amigo en quien confió y hasta defendió de insidias y calumnias. Rajoy elaboró un argumentario sólido, estoico, afilado y valiente, pero media España ya había emprendido su gran marcha veraniega, qué importan los discursos políticos cuando están en juego las raciones de "pescaíto frito" y el ligoteo hortera en cualquier discoteca de Benidorm, lugar que por cierto arrasa entre las preferencias de los españoles, como en los felices años sesenta, cuando no había atisbo de corrupción, ni de sofisticadas estructuras de ingeniería financiera política... qué felices años aquellos, en los que la vida pasaba delante de nosotros gracias al "tomavistas de papá", como el cine mudo, pero donde todo era un no parar de inocencia y pulcritud.

Rajoy salió a escena con la oración bien aprendida "me equivoqué". Fin de la cita. Touché. Y mis vecinas dale que te pego a la cosa esa de aspirar pelusas, yo petrificada frente al espectáculo que ofrecían en directo todas las cadenas, "me fié de él y le apoyé" fin de la cita. Ayyyy! Esta frase escuece como el alcohol sobre una herida ni siquiera muy profunda. Como cuando te achicharras por el sol y te vuelves una desgraciada gamba en busca de aftersum. Así es la cita de Rajoy, un fulminante rayo de sol que con el tiempo convertirá el lunar de Bárcenas en un maldito melanoma que o se extirpa o provocará la muerte por metástasis en sangre.

XMIS VECINASx cierran puertas y ventanas, echan las persianas para evitar el solanazo en estos días de veraneo y ausencia, las gasolineras se incendian con el turisteo y las carreteras han desplegado la alfombra roja para lucir guapas en los titulares del telediario, sin embargo hay un hombre que cabalga en solitario por las cañerías de Soto del Real que aún no ha dicho la última palabra. El extesorero veranea en el peor de los escenarios imaginados por su insaciable cerebro de bon vivant, esa peculiar clase de gente que se dedica a cultivar la ociosidad, la elegancia o la extravagancia en el ser y el vestir. Este bon vivant ha hecho ya su agosto y ahora espera una condena, nada ni nadie le liberará de su pena ni siquiera la documentación que atesora en algún agujero negro muy negro.

Rajoy salió de su habitual contención el uno de agosto de 2013 reconociendo errores y confusiones, evidenció desconocer la contundencia del bollo suizo que se le venía encima, pero salió a batallar por su inocencia en semejante embrollo. Yo le creí mientras mis vecinas se disponían al adiós y a la siesta de agosto.

Sí... de repente llegó agosto con las tormentas y la política se convirtió en "un renglón al vuelo en un papel arrugado". Fin de la cita.