TRtecuerdo que una vez me contó mi amigo el octogenario escritor don Eliseo García que siendo él adolescente, en plena dictadura franquista, caminaba con un amigo por una calle y comenzó a reírse a carcajadas después de escuchar un chiste de boca de su acompañante. Justo en aquel momento, por la acera contraria paseaba una pareja de guardias civiles, quienes al oír sus risotadas le llamaron y preguntaron la causa de tan escandalosa hilaridad, a lo que él contesto que las risas se debían a un chiste que le había contado su amigo. Antes de que acabara de pronunciar su última palabra, había recibido una bofetada a mano abierta, a la vez que oía la frase: "Más respeto a la autoridad, niño". Sin duda aquella había sido una acción represora por parte de la Guardia Civil de entonces.

Hoy, a mediodía, me he encontrado a don Eliseo sentado en un banco de un parque, se estaba quedando dormido. Le he zarandeado con cuidado y él me ha mirado con ojillos de ave rapaz. Se ha espabilado un poco y me ha dicho que lleva varias noches sin pegar ojo, porque una caterva de jóvenes celebra sus fiestas nocturnas en la calle frente a su casa. Gritan, cantan, van y vienen con motocicletas que emiten un rugido insoportable; y por la mañana la calle parece un basurero, porque tiran al suelo los envoltorios de comida y las botellas de las bebidas. Amén de los horribles garabatos que realizan con aerosol sobre cualquier superficie que se les pone por delante.

Los primeros días varios vecinos hablaron con los chicos e intentaron convencerles para que se comportaran cívicamente, pero no hicieron caso y tuvieron que avisar a la policía. Dos agentes se personaron en el lugar y ordenaron a los jóvenes que dejaran de molestar. Algunos chavales se encararon con los agentes y terminaron forcejeando con ellos a la vez que gritaban: ¡Policía, represión! No ha servido de nada, porque siguen celebrando sus fiestas. Y encima dicen que sufren represión, ¿sabrán ellos lo que es represión? ¿Acaso es represión reprimir al represor?