WAwlgunos ciudadanos de Cáceres han estado pendientes durante la última semana del sufrimiento de un cachorro de perro, cuyo dueño había dejado encerrado sin comida ni bebida en un balcón tras abandonar la vivienda, en la que vivía de alquiler. Finalmente, el perro fue rescatado, con riesgo personal y sin orden judicial, por los bomberos Ricardo Hurtado , José Blázquez y Fernando Lancho y bautizado muy apropiadamente ´Bombi´. Mucha gente dirá que se trata de un asunto menor y sin duda lo es frente a la tragedia cotidiana de las muertes de seres humanos en el Estrecho, pero ese drama menor de ´Bombi´ ha puesto de manifiesto que no siempre las instancias policiales y judiciales tienen suficientemente engrasado el músculo de la sensibilidad para con los animales. El hecho de que el dueño de la vivienda, al notar que su inquilino se había marchado abandonando al animal, estuviera peregrinando durante días por juzgados y comisarías para obtener un permiso oficial que le permitiriera rescatar al animal y lo único que obtuviera a cambio es la fría respuesta de la burocracia, debería ser motivo de reflexión para jueces y policías. A la sociedad también se la sirve siendo diligentes para salvar a un animal de una situación de abandono.