Recuerdo como si fuera ayer mis exámenes de selectividad. Me parecía imposible poder acordarme de todas las asignaturas que había visto durante todo un año.

En mi opinión es una de las pruebas más importante de nuestra vida profesional, ya que nuestro futuro depende, en gran parte, de la nota de esos exámenes. No existe ninguna otra prueba en la que sientas tanta presión como en esta.

¿Se imaginan ustedes tener que pasar por todo ello una segunda vez y que sea por motivos totalmente ajenos?

Pues eso es lo que ha sucedido en Extremadura con la filtración de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU).

La Comisión Organizadora, encargada de garantizar el secreto del procedimiento de elaboración y custodia de las pruebas, no ha hecho bien su trabajo. Casi 5.000 jóvenes extremeños han tenido que repetir las pruebas, jugándose nuevamente su futuro profesional, más cansados y estresados, si cabe, que la primera vez.

Tiempo le ha faltado a Guillermo Fernández Vara para culpar a la Universidad de Extremadura. Como si la cosa no fuera con ellos, con los que tienen competencias en la materia, como si sólo pasaran por allí.

Pues claro que la Junta de Extremadura tiene, y mucho, que ver con todo esto. La Comisión Organizadora de la EBAU la forman miembros de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura junto con miembros de la universidad, en la misma proporción.

La orden que regula la comisión organizadora y la prueba EBAU, la firma la Consejera de Educación, y los profesores evaluadores son mitad de la universidad y mitad de la Junta.

Esto quiere decir, que los éxitos o errores surgidos en las pruebas de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad corresponden a partes iguales de la Universidad de Extremadura y de la Junta.

El presidente extremeño se ha vuelto a poner de perfil, dice que la cosa no va con él, y si tienen que rodar cabezas, que sean las de otros.

No dejará de sorprenderme lo mucho que le cuesta al presidente de la Junta asumir responsabilidades, y lo rápido que se las exige a los demás.

¿Recuerdan cuando dijo que, si no cumplía con la Agenda del Cambio, dimitiría?

¿Recuerdan cuando reveló que, si Pedro Sánchez pactaba con el independentismo, dejaría el PSOE?