Profesor

Es difícil analizar los resultados de unas elecciones municipales porque no hay una sola razón que explique todos y cada uno de los motivos que han dado un vencedor y un perdedor.

Así, en primer lugar, hay que señalar que los acontecimientos nacionales parecen influir decisivamente tan sólo cuando tienen una gran entidad. Por ejemplo, la descomposición de UCD y los casos de corrupción que acabaron con el sueño del cambio socialista. En esas ocasiones se crea una ola que arrasa todo lo que no está muy consolidado y a la que sobreviven unos pocos alcaldes.

Sin embargo, la influencia del color político que domina en la junta regional es muy variada. Si se percibe una discriminación por parte del ejecutivo regional en comparación con otra ciudad (Cáceres), la censura no abarca a la candidatura municipal tan extensamente, mientras que una gestión local aceptada mayoritariamente puede permitir el triunfo de la candidatura rival en la región (Don Benito). La visualización de la incidencia del gobierno regional en la ciudad es una buena fuente de votos para él y supera espectacularmente los obtenidos en los comicios municipales (Mérida).

Una buena gestión anterior es casi una garantía de éxito (Casar de Cáceres, Don Benito) casi siempre, pues suele venir acompañada de una nefasta oposición en los mismos tiempos. Aunque a veces una nefasta oposición a lo largo de cuatro años puede paliarse con una campaña electoral muy bien diseñada y llevada a cabo por una candidatura a pesar de no contar con los apoyos suficientes por parte del partido (Cáceres). El desgobierno acaba en debacle (Villanueva de la Serena).

Las divisiones suelen ser castigadas por los electores si las perciben como luchas de facciones (Plasencia), pero si se debe a frustraciones personales o aspiraciones espúreas envían al ostracismo a los discrepantes (Romera, Checa, Macías).

Si fruto de la división aparece una lista independiente, su éxito depende de la persona que la encabeza y la percepción que tiene el votante de las razones que le impulsaron a separarse (Plasencia-Mérida). Lo que no suele perdonar el elector es el mangoneo de los aparatos de los partidos (Plasencia) y si el nuevo candidato se ve como un antiguo prófugo que teniendo el dinero en sus manos no lo invirtió en su ciudad el castigo es de época (Navalmoral).

A veces, el independentismo surge de una asociación local como producto del descontento general con los partidos, aunque no sea apartidista, y puede tener fortuna (Coria, Fuente de Cantos) o ser clave (Tornavacas).

A todo ello habría que añadir el localismo, que no se percibe lo mismo en todos sitios (Cáceres y Plasencia son emblemáticos al respecto) y sobre todo el carisma personal del alcalde o candidato.

No obstante, el voto suele estar poco fundamentado y a veces se debe a una farola colocada ante la puerta de "mi casa", a un jardín erigido en los alrededores de "mi casa" o al favor personal que me hizo fulano.