Parece que quedan lejos aquellos malditos años para Las Hurdes del 2002 y del 2003, en cuyos veranos unos terroríficos incendios asolaron buena parte del paisaje virgen, que decía Pérez de Tudela . En apenas dos o tres días grandes extensiones de pino y matorral fueron pasto de unas llamas insaciables que devoraban todo a su paso. Para evitar que la vida de los vecinos pudiera verse en aprietos, fue necesario evacuar la población de varios núcleos habitados de Caminomorisco y Pinofranqueado. Hoy se repite la historia, con la diferencia de que los evacuados corresponden a alquerías de Nuñomoral y Caminomorisco y el pinar quemado es aledaño al que se quemara entonces.

Más de medio siglo de conservación del monte por parte de administraciones centrales y ayuntamientos se vino al traste en unos momentos. Todos los esfuerzos por mantener la riqueza forestal y paisajística resultaron infructuosos. Solo quedaron retales de bosque en medio de la desolación reinante, islotes del pasado naufragando entre las olas del mar de la barbarie. ¡Qué triste que después de tanta publicidad de bella naturaleza, de tanto empeño puesto en cuidar nuestros montes comunales, aparezcan los mezquinos terroristas medioambientales asolando el paisaje que tanto esfuerzo costó mantener incólume a nuestros esforzados antepasados!

Fue el sábado 25 de julio, a las 12:58 horas, cuando sonó la alarma de la sirena de la base de la Brigada contra Incendios Forestales BRIF de Pinofranqueado. Salía humo en territorio del término de Nuñomoral, en varios focos a la vez, inequívoco indicio de la voluntaria intencionalidad del autor o los autores. Tras permanecer durante tres días en virulenta actividad, más de cuatro mil hectáreas quedaron arrasadas.

Es de agradecer que el martes 27 de julio Fernández Vara , presidente de Extremadura, visitase la comarca para interesarse por lo más importante, que es la seguridad de las personas de la zona afectada por las llamas. Los vecinos evacuados de las alquerías más directamente afectadas por el fuego fueron evacuadas y atendidas en la Residencia de Estudiantes de Caminomorisco.

Con temperaturas por encima de los 33º C, una humedad ambiental bajísima -en torno al 7%-, una probabilidad de ignición del 100% y una velocidad del viento superior en todo momento a los 12 kms por hora han sido factores que han complicado las tareas de extinción y se han constituido en agentes que han contribuido sobremanera a acrecentar la magnitud de la catástrofe.

No se ha escatimado en medios. Hay que resaltar que el despliegue de medios aéreos y terrestres ha sido abundante. Elementos de las bases BRIF de Iglesuela (Toledo), Tabugo (León) y Pinofranqueado (Hurdes); bomberos dependientes de la Junta de Extremadura y Diputación Provincial; una sección de la Unidad Militar Especializada UME; varios números de la Guardia Civil y personal voluntario han luchado denodadamente por que nuestras poblaciones y vecinos no sufrieran peligros ni menoscabo.

Como triste estampa del suceso queda un paisaje pelado de corteza oscura, sembrado de negros troncos con las ramas desnudas y arrasadas por las puntas. El verde precedente se ha evaporado, arrastrado por los humos hacia la nada de un mundo que ya no existe. ¡Da pena verlo!

¿Cómo quedarán, cuando las primeras lluvias de otoño provoquen el arrastre de las cenizas, los embalses de abastecimiento de agua potable y el cauce de nuestros ríos? Inevitablemente las avenidas de ceniza envenenarán la fauna de los charcos de arroyos y riachuelos.

Al día de la fecha sólo nos quedan en Las Hurdes retales aislados del exuberante paisaje del pasado. La historia se repite. Una vez más los alcaldes hurdanos se verán en la obligación de pedir la reforestación de la zona siniestrada con especies variadas, pretendiendo la pronta recuperación paisajística y el reflote de las posibilidades turísticas de la comarca.

Cuando escribo estas líneas, el miércoles 29, con los medios aéreos y terrestres disponibles se sigue enfriando la zona y controlando los posibles rescoldos que puedan perdurar.

Como consecuencia de la quema, los ayuntamientos de Caminomorisco y Nuñomoral verán menguados los ingresos de sus arcas municipales, y las entresacas y mejoras programadas en los monte de utilidad pública abrasados no podrán realizarse, con la pérdida en número de jornales que supone para los obreros, tan crucial en época de crisis. Unas veces por descuidos, la mayoría intencionadamente -como en la presente-, nuestra tierra se quema. No sé cómo algunos no son conscientes de que con cada incendio nuestra comarca se empobrece más en todos los aspectos y los perjudicados somos todos.

Sirva de consuelo la seguridad de que la sabia naturaleza se regenera espontáneamente y, como ave fénix, renace de sus cenizas, reverdeciendo en pinceladas de esperanza los desiertos más negros.