WEwl ministro portugués de Obras Públicas, Mario Lino , ha confirmado esta semana lo que era un secreto a voces: que Portugal no podrá cumplir la fecha pactada con España --el 2010-- para poner en marcha el AVE Madrid-Lisboa. El vecino país, aquejado de serios problemas financieros desde hace tiempo, asegura que el retraso previsto será de tres años, por lo que el tramo entre la capital lisboeta y Badajoz no estará operativo, como pronto, hasta el 2013. El anuncio representa un revés para el proyecto ibérico de alta velocidad y supone la constatación de una demora que ya se preveía el mes pasado, después de que el Ejecutivo luso sólo consignara en su plan de infraestructuras hasta el 2009 inversiones por importe de 1.500 millones de euros para los tres corredores portugueses de alta velocidad, cuando su coste es diez veces superior. En este escenario político, el Gobierno de Rodríguez Zapatero , ahora más que nunca, debe mantener a toda costa el 2010 como fecha de terminación del tramo Madrid-Cáceres-Badajoz y no caer en la tentación de relajar las inversiones, ahora que el país vecino no puede hacer frente a ellas en el tiempo acordado. Y la mejor forma de que esto sea creíble para el ciudadano es que el presupuesto estatal del 2006 comience a incluir partidas importantes para el corredor español. De lo contrario, sugirán más sombras que luces sobre el plan.