Seguro, querido lector, que a menudo como esta impertinente, ha pensado sobre alguna información acerca de un hecho que conociera bien: «¡Como todas las noticias sean igual de ciertas, estamos listos!».

Esto afirmo porque en no sé qué periódico se aseguraba que los profesores de secundaria mayoritariamente prefieren no dar clase en 2º de Bachillerato, y que antes cuando se pagaba que sí, pero ya no, y que este año menos, cuando a estas alturas todavía no se sabe qué prueba van a tener que hacer los alumnos para entrar en la Universidad, y que entre los chicos y el profesorado cunden el desencanto y la desorientación.

Una, que tiene el honor y la satisfacción de ser profe de lengua en 2º y trabajar desde lustros con multitud de profes de todas las materias y observar, disfrutar y padecer a siempre queridos alumnos de ese nivel, está en condiciones de rebatir tal información. Pues raramente o nunca ha encontrado colegas que rechazaran darles clase ni tampoco es cierto que nos invada el desencanto. Y si los sucesivos penduleos de las variopintas leyes de educación padecidas no nos han desorientado hasta el vértigo, no se alcanza a comprender por qué esta sí iba a hacerlo. Es más, se podría decir como Boccaccio de la religión católica, que si los enormes pecados de sus dirigentes no han acabado con ella es porque es la verdadera. La educación se sostiene gracias a la profesionalidad y vocación de los docentes. De hecho, los equipos directivos han sabido capear el temporal del disparatado principio de curso y coordinar los horarios con las múltiples y peregrinas combinaciones de optativas. Los centros funcionan y en 2º se da clase con toda normalidad y eficacia. Los chicos estudian --poco de momento-- eso hay que decirlo y nosotros los preparamos. Escrito esto, claro que es más que bochornoso que todavía no se sepa qué tipo de prueba van a tener que superar. Así que desde aquí, me atrevo a apurar a los directivos educativos, allá donde se encuentren. Hablen ya, por favor, que hoy por hoy lo importante está hecho, pero queda lo urgente.