Josafat, nombre bíblico, es alcalde en un pueblo de Aceituna. Su teniente de alcalde ostenta el nombre de Apolinar. El primero es profesor; el segundo, experto en cuestiones medioambientales. Ambos inspiran y expiran aires progresistas.

Con el beneplácito de otros miembros de la corporación municipal, han conseguido erguir dos importantes hitos en su localidad: hacer realidad un centro de interpretación sobre el roble melojo (tal vez el primero en su especie) y lograr que, allí, se levante una estatua a la figura del tamborilero (única en el mundo). Sobre esto último, ya hablaremos...

En la dehesa boyal de Aceituna (ejemplo de conservación a imitar por otros pueblos con fincas de este tipo), en la antigua casa del guarda, se ubicará el centro de interpretación. Por algo, Aceituna mantiene en pie un enorme espacio adehesado, donde el roble melojo es dueño y señor. Eslabones antropológicos irán uniendo, de forma didáctica y amena, el pasado, el presente y el futuro del robledal adehesado. Y se sacará partida al entorno arqueológico y etnográfico, botánico y geológico. Hasta las historias y leyendas en torno a estos espacios, o la farmacopea generada por el roble, o sus artesanías, tendrá su correspondiente hueco. Y se recuperarán antiguos hornos de falsa cúpula, zahúrdas a piedra seca y pozos con artesanales brocales graníticos.

Vaya nuestra felicitación por tan sugestivo proyecto. Qué bien viene aquello de la imaginación, al poder . Aprendan otros pueblos a rentabilizar imaginativamente sus recursos. ¡Falta les hace!

Félix Barroso Gutiérrez **

Santibáñez el Bajo