Si hay alguien en el que confíe el Papa para mediar en conflictos, ése es el cardenal vasco francés Roger Etchegaray (Espelette, Bayona, Pyrénées-Atlantique, 25-9-1922). Este llegó ayer a Bagdad con una carta de Juan Pablo II dirigida a Sadam Husein. También preparará la visita al Vaticano del viceprimer ministro iraquí el próximo viernes. Algo se intenta, por fin, en la Santa Sede para que no haya guerra: Etchegaray removerá Roma con Santiago para no decir amén al ataque preventivo del protestante Bush.

Amigo personal del Papa, Etchegaray fue promovido a cardenal en junio de 1979, en el primer consistorio de Juan Pablo II. Entonces llevaba nueve años de arzobispo de Marsella, diócesis a la que renunció en 1985. Sus dotes diplomáticas se han demostrado en misiones importantes. En 1980, fue el primer prelado católico que visitó China. También estuvo en Vietnam, Mozambique, México (para conocer de cerca la situación de Chiapas) y Cuba (ha criticado sin ambages el bloqueo estadounidense de la isla, que afecta "indiscriminadamente" a la población). Etcheragay ya estuvo en Irak e Irán en los 80, tras la guerra entre los dos países, y, en mayo, intervino en la negociación que acabó con el asedio israelí de la basílica de la Natividad en Belén. Algunos premios Nobel de la Paz han hecho bastantes menos méritos que monseñor.