¿Combinan rojo y morado? De ahora en adelante mejor que rojo y azul. El PSOE en Extremadura ha hecho las paces con Podemos y Podemos con el PSOE. Ello supone dejar al PP en el banquillo, de donde lo tuvo que levantar hace dos años para pactar los presupuestos cuando la formación morada se puso rebelde. Los podemistas se puede decir que se han reseteado y han vuelto al espíritu con el que arrancaron la legislatura. Y el PSOE, por su parte, los ha decibido de mil amores, como la oveja descarriada que vuelve al redil.

De izquierdistas de salón --así llamaban los socialistas a los morados hace solo unos meses--, se ha pasado al colaboracionismo de izquierdas; de políticas idénticas e iguales a las de Monago --ese era el mantra de Podemos a Vara--, se ha pasado a no presentar enmienda a la totalidad aún sin cerrar del todo el borrador de las cuentas públicas. Al final, unos presupuestos expansivos en 262,3 millones de euros más, un 5,1% de subida, una fuerte apuesta por las políticas sociales y el compromiso de alcanzar el objetivo de déficit fijado por el Estado. ¿Contentar a Montoro y a Podemos a la vez? La cuadratura del círculo, pero eso llevan aparejadas las cuentas que el jueves entraron en la Asamblea y que ahora inician su tramitación.

Habrá que decir que se ha cumplido el vaticinio interno del PSOE de años anteriores cuando pactaban con el PP y Podemos se echaba las manos a la cabeza. «Ya vendréis», decían. Y han venido. Porque si algo ha habido desde antes del verano para acá por parte de los morados ha sido interés por alcanzar un acuerdo y, además, escenificarlo. No era plan que el PSOE iniciara la carrera electoral del 2019 compartiendo cartel con la derecha que le desbancó del poder la legislatura pasada y que Podemos se presentara ante su electorado con los brazos cruzados y sin haber conseguido nada de un gobierno presumiblemente de izquierdas. El matrimonio de conveniencia alcanzado lo aprovechan los socialistas para resituarse en el tablero electoral, mientras que Podemos entra en la senda de lo institucional demostrando que es capaz de dialogar y sacar adelante medidas de su programa aún estando en la oposición.

El PP, por su parte, ocupa el sitio que le corresponde. Su papel institucional y responsable puede valerle como carta de presentación un tiempo, pero este traje ya incomodaba al electorado popular, quien no quiere saber nada del PSOE y ahora menos si se da la mano con Podemos. Si Monago quiere ser alternativa de gobierno tiene que plantear un proyecto diferente. Y para asaltar de nuevo el poder debe estar lejos del mismo no sea que alguien le eche en cara que critica desde la oposición políticas de las que ha sido también cómplice.

Está claro que todo es efímero y volátil. Todo cambia en apenas tres meses, no digo nada en año y medio cuando vuelvan a ponerse las urnas en Extremadura. Pero es cierto que Guillermo Fernández Vara ha recuperado el equilibrio perdido durante la crisis de su partido. La victoria de Pedro Sánchez sobre Susana Díaz en las primarias le supuso un revolcón de primer orden entre su electorado. Estaba tocado y le salieron competidores en su propio partido, a quienes tuvo que ganar no sin antes sufrir el consiguiente desgaste. Han pasado varios meses y manda en su partido, ha habido una manifestación multitudinaria en Madrid por un tren digno, que no era suya ni liderada por él pero es el presidente y se lleva lo bueno y lo malo, y ahora llegan unos presupuestos que logra pactar por tercera vez en minoría y con Podemos, lo que supone no tener que meterse en el regazo del PP como el año pasado y el anterior.

Monago, por su lado, tiene una baza y la va a utilizar: Apelar al fracaso de las políticas de Podemos, formación ahora a la baja a nivel nacional tras su posición en la crisis de Cataluña, y plantear como ha hecho otras opciones como una reforma tributaria que lleva aparejado una importante rebaja de impuestos. Bajar impuestos siempre es un eslogan electoral de primer nivel. Además, se presentará como única alternativa a Vara dado que el resto, Podemos y Ciudadanos, no dejan de ser complementos de otros partidos o gobiernos hasta ahora. Fijar esta posición es muy importante, supone erigirse en candidato y contrapartida al poder establecido, si bien esta vez tiene como inconveniente que no resulta un desconocido. Todo lo contrario, tiene en su haber un gobierno de cuatro años que como todos tuvo luces y sombras. Empieza la carrera.