Hay quien dice que se debe al enrarecido clima político español, a vueltas con la NASA y el número de hectáreas quemadas en Galicia. Otros sostienen que el motivo es estrictamente médico, y que afecta a la amígdala privilegiada de sir Michael Jagger, que por cierto empezó a tomar clases de canto por primera vez en su vida en esta gira, que ya es mala suerte. Otros, quizá con más razón, sospechan de que el motivo de anulación de los conciertos de la gira española de los Stones no es otro que el de permitir la recuperación física de los miembros de tan ilustre combo, de cara a su debut ante el público inglés, hoy, en ese templo del rugbi que es el estadio de Twickenham, en Londres. Sea como fuere, sus majestades los Rolling (y lo de satánicas queda para los niños de teta) han pasado por encima de la Península dejando un fuerte tufo a decepción entre los miles de sufridos aficionados que querían ver la gira.

MUCHO SE ha escrito y más se ha reído sobre los percances físicos que esta gira está dando a la banda. Desde que Keith Richards cayó de un cocotero de cinco metros en las islas Fiyi, el camerino de los rockeros se ha convertido en un centro de día. Richards, quien llegó a afirmar en su día no haber tenido jamás problemas con las drogas --"los problemas eran con la policía"--, ha echado por tierra la leyenda según la cual recibía transfusiones masivas de sangre en remotas clínicas suizas al aparecer en la cola del ambulatorio con las radiografías en la mano. Como un turista más.

Pero si echamos cuentas, convendrán conmigo que, a pesar de todo, los Stones tienen una salud de hierro. No hace mucho disfrutamos de los Who, banda que acumula bajas de un 50% entre sus efectivos, sin hablar de los fabulosos Beatles, que acumulan el mismo porcentaje. En cambio, los Stones apenas pueden lamentar la muerte de uno de sus miembros. Eso sí que es buena salud, aunque no está de más recordar en este punto a John Maynard Keynes, dandi, economista y resabido, que al ser inquirido sobre el futuro de la economía a largo plazo comentaba que "a largo plazo, estaremos todos muertos".

Y, sin embargo, fíjense ustedes qué cosa más rara: cuanto más muertos --en sentido musical-- están los Stones, más recaudan con sus giras. En la década de los 90, pegaron un pelotazo con su gira Urban Jungle que les dejó unos beneficios de 200 millones de dólares de los de antes del euro. Su última razzia, llevada a cabo entre el 2002 y 2003, fue el Tour Licks . El evento sumó un total de 150 conciertos, que a su vez registraron 4,1 millones de espectadores: unos 380 millones de dólares de recaudación.

PERO NO se preocupen por si van a poder pagarse una pensión o por si se les acaba el raconet. Según se hizo público hace poco, los Rolling Stones solo pagaron a Hacienda un 1,6% de lo que ganaron el año pasado, unos 120 millones de euros. Según el diario alemán Die Welt , gracias a la labor de asesorías fiscales de las Antillas holandesas y de diversos grupos empresariales montados al efecto por el sagaz Jagger, los Stones tienen un trato fiscal propio de una viuda con pensión no contributiva. Y para que vean que ser solidario con los pobres no tiene nada que ver con pagar impuestos, los U2, impresionados por los regates financieros de los Stones, decidieron contratar a los mismos asesores. El único de la banda que, según parece, no disfruta de estas ventajas fiscales es Ronnie Wood, por no ser miembro originario. Hasta en los Stones hay novatos, para que vean.

Muchos son los peligros que acechan a una banda con éxito. Hasta una reina puede meter baza. En el 2003, la pérfida casa real británica quiso sembrar cizaña en la banda y nombró caballero del Imperio Británico al cantante Jagger. La reacción del pirata Richards fue fulminante: "¿Cómo puede ir a un acto del mismo establishment que quería meternos en la cárcel", recordaba el guitarrista.

Sea como fuere, lo que hasta los 70 fue creación indómita, ha pasado a ser desde entonces regurgitación. Además, el mensaje que transmiten con sus palcos vips, sus productos exclusivos y sus sponsors es justo lo contrario de lo que defienden en sus letras. Los Rolling Stones son al rock and roll lo que el Cirque du Soleil es al circo: un artefacto sin espoleta, brillante y para todos los públicos. Sólo que los Stones han pasado de largo. Pero ¿pueden aportar algo al rock and roll o solo se trata de viejos dinosaurios? Si les sirve de ayuda, sepan que desde 1972 existe una especie de caracol fósil llamado Anomphalus jaggerius en honor al cantante de grandes morritos y laringe de lija.

*Periodista