Ha tardado toda una vida, pero, por fin, Roman Liebling Polanski (París, 18-8-1933) se ha decidido a dirigir una película --El pianista, que ha sido premiada en Cannes-- sobre los guetos judíos polacos donde el nazismo los condenó a vivir a él y a su familia. Polanski creció desde los 3 años en Polonia, la tierra de sus padres, que eran de religión judía, aunque agnósticos. La madre murió en el campo de exterminio de Auschwitz y el padre sobrevivió a duras penas. En 1954, se matriculó en la Escuela Oficial de Cine de Lodz y conoció al maestro Andrzej Wajda, que contribuyó decisivamente a su carrera de cineasta. Su primer largometraje, El cuchillo en el agua (1962), fracasó en Polonia, pero triunfó en el mundo. En un abrir y cerrar los ojos, se encontró con el éxito (Repulsión, La semilla del diablo ...), con una segunda esposa (la actriz Sharon Tate) y con la tragedia perpetrada cerca de Hollywood por un loco diabólico (Charles Manson). Este asesinó en 1969 a aquélla (embarazada de ocho meses) y a cuatro personas más. Ocho años después, EEUU volvió a ser un pozo negro para el realizador, ya que allí fue acusado de drogar y violar a una joven de 13 años en la casa de sus colegas Jack Nicholson y Anjelica Huston. Antes de la sentencia, quebró la libertad condicional y huyó del país. Jamás pudo regresar. Su evocación de Estados Unidos en Chinatown tuvo que rodarla en Francia.