La comparecencia del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ante la comisión de Interior del Congreso el martes perseguía explicar las razones de la concesión de la prisión atenuada al etarra De Juana Chaos y salir al paso de las mentiras y medias verdades que el PP viene ofreciendo a propósito del caso.

Rubalcaba reiteró que la decisión sobre De Juana fue legal y logró tres objetivos: mantener al preso con vida, hacer cumplir la sentencia del Supremo --el etarra no está en libertad, aunque sí fuera de la cárcel-- y evitar muertes, en alusión a un posible estallido de violencia en el caso de que el preso hubiera fallecido en la cárcel. Estamos, en definitiva, ante una decisión legal y políticamente razonada, aunque sea comprensible que repugne a una buena parte de la ciudadanía. Pero, consciente de que el PP no va a cesar en su ofensiva tomando como ariete el caso De Juana, Rubalcaba pasó al ataque desmontando la especie de que estamos ante la primera cesión del Estado a los etarras. Para ello recordó los intentos del Gobierno de Aznar de lograr la liberación de Ortega Lara mediante el acercamiento de etarras al País Vasco. Y dio un dato ilustrativo de la política penitenciaria del PP: del 1997 al 2004, 62 etarras lograron una reducción de pena de 70.906 días. Aun a riesgo de echar todavía más leña a una caldera ya incandescente, el ministro hizo después una terrorífica pregunta al portavoz de la oposición, Eduardo Zaplana: "¿Llevarán flores a todos los lugares donde se cometieron asesinatos por presos excarcelados por ustedes?" Era el siguiente escalón en una escalada verbal que nadie parece querer parar. ¿Y ahora, qué? Lo peor es que tras la comparecencia todo sigue igual. El PP se va a Navarra a montar otra manifestación.