Seguimos creyendo en la necesidad de un debate abierto, profundo y sereno sobre Extremadura, su situación y sus antecedentes y consecuentes, pero cada día lo vemos más difícil porque algunos se empeñan en sustituir la reflexión por el ruido. Con el ruido pretenden justificarlo todo y con el ruido quieren apagar las voces que reclaman cordura y sensatez. Ya deberían saber que con ruido no logran cambiar el criterio de la gente que, aunque guarden silencio en muchos casos, finalmente son consecuentes con lo que piensan y optan por lo que creen. ¿Sirve para algo montar el espectáculo y hacer mucho ruido cada vez que en Extremadura hay algún acontecimiento importante? Cada vez sirve para menos, porque los propios medios de comunicación en cada ocasión reducen su atención, con lo que los del ruido cada día hacen más ruido para compensar el desinterés que producen.

Consideramos que la mejor forma de informarse e informar sobre las consecuencias de una refinería en Extremadura, es debatiéndolo en profundidad y acudiendo a ese necesario debate sin complejos ni prejuicios previos, pero algunos saben perfectamente que entre lo que gritan y la realidad hay un abismo y prefieren seguir gritando para justificar los disparates pasados, presentes y futuros. Ahora han vuelto a montar el tenderete con motivos de los actos del Día de Extremadura, pretendiendo a la desesperada parasitar una atención que ni tienen ni merecen, pero no es así como lograrán doblegar una verdad que los supera: las refinerías no son lo que dicen ni cómo lo dicen, aunque cada día está más claro por qué lo dicen.

DURANTE LOS últimos cuatro años hemos asistido a la campaña de difamación más prolongada y organizada de la historia de Extremadura, utilizando todos los medios, por tierra, agua y aire, impresos, radiofónicos, visuales, internet- y finalmente el veredicto del electorado fue tan determinante que parecía que habían recogido el mensaje, pero pasado el estupor de los primeros meses, vuelven a la carga y vuelven con el único argumento que han enseñado siempre: el ruido. ¿Es que no tienen claro que la gente no se ha dejado engatusar con las catástrofes anunciadas? ¿Es que no han aprendido la lección magistral de un pueblo que por encima del ruido, con el ruido y a pesar del ruido supo decir alto y claro lo que quiere? ¿Es que no han captado la inutilidad de tanta profecía? En algunos lugares de la geografía extremeña, las pasadas elecciones, autonómica y municipales, se convirtieron en una elección en contra o a favor de la refinería y el resultado fue aplastante, pero los que carecen de programa, los que no tienen propuestas concretas ni ideas sobre esos pueblos y su futuro, quieren seguir justificando su patética existencia con el argumento de siempre: el ruido.

Los que apostamos por el desarrollo de Extremadura, que está demostrado que somos la inmensa mayoría, queremos y exigimos un debate que posibilite el acuerdo y el entendimiento, porque dos más dos son cuatro para todo el mundo, pero algunos se empeñan en desvirtuar una suma tan sencilla y prefieren seguir a su aire, cortando carreteras o formando ruido, porque lo suyo no es sumar, sino dividir y enfangar. Pueden insistir cuanto quieran, porque parece que el sistema permite incluso que se obligue a la gente a llegar tarde a su trabajo, a su cita o a un hospital, por el democrático procedimiento de impedir el tránsito de los vehículos en una carretera pública, pero Extremadura parece haber aprendido la lección y ya no está dispuesta a perder más trenes hacia el desarrollo y el progreso. En eso estamos y por eso apostamos mientras que otros se asientan en el ruido.

*Portavoz de Prodevi (Plataforma por el Progreso y el Desarrollo de Villafranca de los Barros)