Desde ayer, el derrocado dictador iraquí Sadam Husein (Tikrit, 28-4-1937), capturado en diciembre por tropas ocupantes, está bajo "responsabilidad jurídica" del nuevo Gobierno de Irak. Podrá defenderse con los instrumentos de la democracia en la que los tiranos no creen.

El compromiso político de Sadam se tiñó de sangre a los 21 años, cuando era un activista del partido socialista panárabe Baaz y mató a un policía. En 1959, se exilió tras participar en un atentado frustrado contra el jefe del Estado iraquí. Cuando el Baaz se hizo con el Gobierno en 1963, la carrera de Sadam fue imparable. En 1979 asumió todos los poderes, que utilizó para declarar un año después la guerra a Irán. Los vigías de Occidente le consideraron el faro de Oriente. EEUU apostaba por él y los dirigentes españoles le elogiaban con entusiasmo. "Nos entendimos enseguida; conectamos en el acto", declaró en 1980 el presidente Suárez. "Es el nuevo líder del no alineamiento", sentenció Felipe González. El descenso de Sadam a los infiernos empezó con la guerra del Golfo. En los años 90, exterminó a miles de kurdos y shiís. A nadie le extrañó que se le atribuyera este comentario: "Hitler era demasiado blando. Mis enemigos nunca dirán eso de mí".

ANGEL SANCHEZ