Finalmente llega una buena noticia sobre la guerra de Siria. Lo que parecía imposible, un acuerdo entre Estados y Rusia, se ha producido. Es importante el ultimátum que ambos dan a Bashar el Asad para que entregue el listado de sus armas químicas en el plazo de una semana, y en una segunda fase las armas propiamente dichas. Pero todavía es más importante la conclusión a la que ambas potencias han llegado; que la solución del conflicto, que ya suma más de 100.000 muertos, tiene que ser política y no militar. Una vez resaltada la trascendencia del acuerdo con toda la maquinaria diplomática de ambos países y de las Naciones Unidas en marcha, tampoco hay que tirar las campanas al vuelo. El gran interrogante es hoy saber si lo que John Kerry y Sergei Lavrov han pactado en Ginebra funcionará. EEUU y Rusia no son dos oenegés. Tienen sus intereses, su agenda y sus clientes. Asad intentará salvar los muebles mediante todo tipo de triquiñuelas.