TTtengo amigos guipuzcoanos que son el no va más de la amabilidad y la hospitalidad. Su capital, San Sebastián o Donostia, es una de las más bellas ciudades de España. Comer allí es un placer de dioses, aunque sea de dioses adinerados. Pasear por su parte vieja, visitando las numerosas tascas que cobran según los palillos dejados en la barra, una delicia en cualquier época del año. En verano, un pecado.

Los amantes del cine tienen al festival donostiarra como el más importante de los que se celebran en España y, tras los de Cannes y Venecia, de toda Europa. Los mejores actores y directores han pisado su alfombra roja, incluso en tiempos de alta tensión política, compitiendo por alcanzar alguno de los importantes galardones que allí se entregan.

Su festival de jazz es universalmente conocido. Figuras de primera fila del panorama jazzístico buscan todos los años un hueco en sus agendas para poder acudir a la ciudad norteña. Los hoteles que bordean la bahía, reformados sin pérdida del aroma de su pasado, acogen encuentros artísticos a lo largo de todo el año. La diversidad lingüística es una de sus riquezas más preciadas, y en una ciudad tan cosmopolita como ella nadie se siente extraño por pertenecer a otra comunidad.

Para disgusto y enojo de la derecha española más retrógrada, reacia a admitir que en Euskadi están finalizando décadas de conflicto y violencia, la designación de San Sebastián como Capital Europea de la Cultura constituye un respaldo a lo que las urnas han dictaminado recientemente. No de otra forma pueden interpretase las palabras del presidente del jurado internacional que otorgó la distinción, destacando la importancia de superar "por vías culturales una larga historia de conflicto y violencia". Mal que le pese a Belloch , faltón y deslenguado.

Es inútil que algunos busquen con lupa microscópicos motivos para deslegitimar el cambio que está viviendo el País Vasco. Ya pueden fingir escándalo ante anécdotas nimias que intentan elevar a la categoría de acontecimiento. Presumen de demócratas pero se duelen de la capitalidad cultural donostiarra porque no serán ellos quienes la gestionen. Les vendría bien leer lo manifestado por el hasta ahora alcalde, Odón Elorza , principal responsable del éxito obtenido: "quien quiera criticar la decisión tendrá que leer el proyecto cultural que hemos elaborado entre un montón de gente". Mucho esfuerzo les pide.