Dramaturgo

Oye, Carlos, ¿por qué no te vas al Levante y haces una película sobre tus medio paisanos, ésos que se llevaron por delante a las tres niñas de Alcaser, y nos hablas de esa España negra que con los bolsillos llenos de pelas se aburre y se mete en vicios mayores como el de secuestrar menores para sus orgías, apiolar a prostitutas en las carreteras o enmierdarnos con pastillas de éxtasis desde los locales aragoneses o valencianos?

¿Por qué no revisas el guión y cuentas cómo cerca de Puerto Hurraco y su comarca, con escopetas de caza, hoces y piedras, muchos paisanos y paisanas nuestros, que no tuyos, dieron su vida por intentar devolver la libertad a España, como guerrilleros, o resistieron como héroes en el frente de Castuera donde, por cierto, otro medio paisano tuyo, Miguel Hernández, vino a cantar las gestas de esas gentes?

¿Por qué no coges el libro de Justo Vila, La agonía del búho chico, y le haces un buen guión, te servirán los exteriores que estés seleccionando para lo de Puerto Hurraco; o el de Dulce Chacón, o los de tantos otros y repites lo que hiciste con Ay, Carmela, igual hasta te nominan para un Oscar?

Puedes hacer lo que quieras, y ojalá te salga bien para gloria de tu cine y de este cine español que necesita sacar sus fantasmas más arraigados para que se tome en serio (los fantasmas de Almodóvar así lo atestiguan). Puedes hacer la película de Puerto Hurraco porque ante todo está la libertad de creación, pero siempre hay prioridades. ¿No sabes que lo de Puerto Hurraco y la cantinela de la España negra y profunda no se entiende si antes no sacudimos las viejas y apolilladas colchas de un pasado lleno de caciques, de servilismos y represión?