Catedrático

de Derecho Penal

La cuna de las libertades y de las garantías nos depara de un tiempo a esta parte más arena que cal. Una reciente sentencia del Supremo de Estados Unidos santifica que por razones de seguridad nacional las autoridades mantengan en total secreto la identidad de los detenidos tras los hechos acontecidos el 11-S.

El máximo órgano judicial, que ya entronizó al actual inquilino de la Casa Blanca, avala una política que prima lo pretendidamente colectivo sobre lo inequívocamente individual: las garantías de libertad y seguridad jurídica. Si alguno de los patrióticamente detenidos ha cometido un delito, se le debe juzgar y no mantener bajo arresto anónimo e indefinido. Eso empezó en Dachau y ya sabemos cómo acabó.