Los soldados extremeños que regresaron hace unas semanas de Irak confiesan en privado cuestiones que no se les permite airear en público. Y entre ellas vamos corroborando que lo de la ayuda humanitaria era un puro eufemismo y que no les quedó más remedio que disparar a cuanto se movía para evitar ser heridos en combate. Que los hubo y muchos. Incluso parece que alguna baja enemiga no figura en la contabilidad de la brigada.