TEtl ministro de Interior no es jugador de póquer. Las únicas debilidades que se le conocen son el Real Madrid y el ejercicio intenso de la política en todas sus manifestaciones. Pero no es una persona que envida sin cartas ni tiene el optimismo antropológico del presidente de Gobierno. Cuando habla conviene poner atención a lo que dice.

El otro día pronunció una frase enigmática que hay que tener en consideración: "el sucesor del sucesor de Txeroki , sea quien sea, debe saber que ya lo estamos buscando". Cualquiera que sea el nuevo jefe de la banda, tras él ya están los servicios de inteligencia españoles y franceses.

¿Qué es lo que conocen los responsables antiterroristas de la organización ETA? Seguramente esa es la pregunta que deja sin dormir a los pistoleros cuando cambian de escondite, ajustan sus citas y planifican sus atentados. ETA es hoy y desde hace tiempo una organización trufada por los servicios de inteligencia y cada golpe a la banda va envuelto en maniobras de disimulo para que no se conozca el hilo que codujo al ovillo.

Los jefes de seguridad de ETA a buen seguro que repasan la lista de presos cumpliendo condena para tratar de averiguar cuántos de ellos trabajan para los servicios de inteligencia españoles o son sencilla y directamente agentes que por patriotismo están infiltrados cumpliendo condena. También observarán a los militantes en el exilio para tratar de averiguar quiénes se han pasado ya al enemigo. Investigarán a quién se acerca para alistarse porque los más entusiastas pueden ser los mejores agentes.

Si la recluta de nuevos terroristas es mucho más complicada; si la preparación de los asesinos se ha vuelto más compleja; si cada día es más difícil cobrar el mal llamado impuesto revolucionario y el cerco a la trama civil del terrorismo avanza implacablemente hacia la desarticulación de todo el entramado que era legal en el universo de ETA, la afirmación del ministro de Interior tiene que resultarles espeluznante.

Sólo faltan dos cosas para acelerar el final del terrorismo. Que el hemisferio nacionalista democrático priorice sobre cualquier interés partidista el final de la violencia. Y que los gestos firmes de la sociedad española y su gobierno convenzan a los asesinos de que pase lo que pase no podrá haber negociación, porque ese tiempo ya pasó irreparablemente. Ahora sólo se puede negociar el tamaño de las celdas y el régimen de visitas en las cárceles en donde deberán cumplir hasta el último día de su condena.