El anuncio realizado por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, de optar a la capitalidad cultural europea del 2016 no debe suponer un obstáculo para Cáceres sino un estímulo para lograr que el proyecto extremeño cuente con el beneplácito del Gobierno y la ciudad se convierta dentro de 12 años en la cuna cultural de la nueva Europea. La aparición de dos, tres o 20 ciudades en liza no es, en absoluto, un factor determinante para alcanzar la capitalidad. Cáceres, y Extremadura en su conjunto, deben iniciar ahora un trabajo serio en busca de fondos económicos que permitan el desarrollo urbanístico y de infraestructuras capaces de reforzar definitivamente la candidatura.

Si se toma como referencia el modelo de Salamanca --ciudad que consiguió la capitalidad en el 2002--, que destinó casi 100 millones de euros a este proyecto, las instituciones deben apostar urgentemente por la creación de un consorcio que gestione las inversiones necesarias para hacer de Cáceres una ciudad moderna y que se acerque al perfil demandado por Europa para obtener la designación. Aunque el horizonte del 2016 parezca lejano, el trabajo de los próximos meses será fundamental para conseguir el objetivo. Además de buenas intenciones y muestras de apoyo, hacen falta realidades.