WMw al empieza la legislatura para Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, la fuerza política que emergió por sorpresa en las pasadas elecciones en Cataluña como una opción no nacionalista y radicalmente crítica con la deriva catalanista de la última legislatura. EL PERIODICO ha revelado que su presidente y diputado, Albert Rivera, cabeza de lista de Ciutadans en la circunscripción de Barcelona, fue afiliado del PP, dato que hasta la fecha había sido ocultado.

Nada tendría de criticable un giro político en cualquier ciudadano, pero lo que constituye un grave patinazo es que Rivera no solo no incluyera en su biografía política su paso por el PP --se afilió a Nuevas Generaciones, la organización juvenil del partido, en el 2002 y no se dio de baja hasta hace unos meses-- sino, sobre todo, que alardeara en numerosas entrevistas de no haber estado en ninguna organización política. Rivera trató de limitar su relación con el PP a la de simple simpatizante, pero fue dado de alta en el 2004 como apoderado para las elecciones de ese año.

Lo que ha hecho el líder de Ciutadans durante una campaña en la que aparecía desnudo en los carteles ha sido sencillamente engañar a la gente. Por lo menos a ese sector que creyó de buena fe que Rivera representaba un soplo de aire fresco en la política catalana, con toques de radicalidad y de un antinacionalismo que era visto con simpatía en determinados sectores de la intelectualidad. Incluso en los análisis poselectorales señalaron la irrupción del Partido de la Ciudadanía como una de las causas del retroceso de los socialistas.