En la avenida de Antonio Hurtado de Cáceres a la altura de la calle Inocencio Jiménez junto a Santa Luisa de Marillac, no se puede vivir ni descansar con normalidad.

Desde hace años venimos sufriendo la tortuosa situación de padecer el agudo trino, el pitido ensordecedor del pajarito molesto que salta cada minuto y algunos segundos y prolonga su estridente tono cansino y machacón durante veinticinco interminables segundos que desaniman al más pintado, gorjeo tras gorjeo durante todo el santo día sin respetar ni discriminar si es laboral y no laboral, si son las 7 de la mañana o las 10 de la noche, si tenemos derecho a estar tranquilos en ciudades limpias de ruidos o, por el contrario, toca «jodernos» día y noche.

Lo voy a repetir:

1) Desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche, erre que erre.

2) 25 segundos insufribles cada vez que salta el pajarito, pitido tras pitido (que llega a oírse todo el rato porque los ratos de leve pausa han desaparecido por el efecto «tortura»).

3) Días laborales y festivos, sí, días en el que uno se levanta a trabajar u otros menesteres; pero también días festivos y otras fiestas de guardar. Haya o no haya gente o tráfico en las calles.

4) De día (aún sin amanecer) y de noche (ya bien caída la noche).

Me pregunto: ¿cuántos ciegos o personas con problemas visuales hay en Cáceres para que se prolongue el suplicio cada segundo, cada minuto, cada hora, todo el santo día? Los que hubiere. ¿Por qué el ciudadano tiene que soportar tal penitencia?

Fíjense en las fuentes de los parques ¿Acaso los surtidores del agua manan continuamente en los parques o hay que presionar un botón para poder beber? Es de cajón ¿no? Uno pulsa un botón para beber y no así no se desperdicia.

¿Por qué no se ponen medidas (que las hay) contra los malditos semáforos ruidosos?

¿No hay otras soluciones? ¿Los técnicos, los profesionales y la clase política, que nos representan, no son capaces de encontrar medidas para la salvaguardia de los derechos del ciudadano, al cual se deben (no lo olviden) y más ahora que estamos en campaña electoral? (Lo mismo se atienen a razones y hasta tengo suerte y algún técnico lleva este escrito a la mesa donde se cuecen estas cuestiones importantes. Contaminación acúsitica. C-o-n-t-a-m-i-n-a-c-i-ó-n a-c-ú-s-t-i-c-a. Semáforos tronantes, estruendosos, ensordecedores, estrepitosos, estridentes, fragorosos, estentóreos. ¿Llegan ustedes a comprenderlo?

Pues sí, sí hay medidas y soluciones posibles, y lo saben: Cambiar la frecuencia, cambiar la orientación, el dispositivo mismo, regulador de decibelios y volumen, uso de bluetooth, etcétera, lo que sea (para los semáforos infrarrojos bien encontraron razones y objetivos y gravar al ciudadano). Ustedes son los profesionales que trabajan por el bien de los ciudadanos (se supone) y por el establecimiento de unas normas de respeto y habitabilidad. Por tanto, por favor, por una ciudad cuidada, regulada, ordenada y más limpia de ruidos, tengan la sensibilidad de atender esta petición y enmendar este problema.