Cada vez consumo menos productos de la pequeña pantalla. Como la oferta habitual suele ser fútbol, en pro de la convivencia acudo con mayor frecuencia a la tablet o al ordenador, de pantalla más pequeña pero que ofrecen diversión a la carta y un gasto mínimo.

Otra cosa son los informativos. Las noticias las seguimos mi cónyuge y yo. Y alternamos la 1 y la 3, porque una nos parece tendenciosa y otra sensacionalista. Mi opinión sobre las otras cadenas generalistas no cabe aquí.

Malos son los números de audiencia de los informativos de la pública, que poco dicen de la imparcialidad de sus directivos, encolerizados en estos días contra un periódico que ha osado publicar sus escandalosos salarios. Ello no obsta para que, en competición de errores, ambas cadenas nos obsequien con bodrios similares en la sobremesa de los fines de semana. Una con espantosos telefilmes alemanes, edulcorados, estomagantes y de actores espantosos y otra con horrendas producciones americanas, cuajadas de perturbados y psicópatas. Ayudan ambas a la siestita reparadora. Aunque para ello, nada como los documentales de la 2. Por ello no se entiende que RTVE, copiosa en documentales más o menos interesantes, corporación pública pagada con el dinero de todos, haya rechazado la oferta de Juan Lebrón para emitir la película documental Semana Santa, que actualmente se está reponiendo en cines. Un clásico del género en formato remasterizado y dirigida por Gutiérrez Aragón. En palabras de la propia empresa «no se ha creído oportuno la adquisición de los derechos», que se hace «con criterios de servicio público y oportunidad».

Aparte de que la Semana Santa tenga una importancia turística y económica incuestionable, en ella se conmemora y celebra no solo la fe de muchos millones de españoles, sino el monumento de tradición, arte y cultura que hay detrás de esa fe. Ignorarlo o negarlo es negar una realidad palpitante, emocionante y bella. Mas para los responsables de contenidos en RTVE es más de servicio público y oportuna, por ejemplo, la fiesta de los elefantes en Sri Lanka.