Enhorabuena. Las urnas ya han dado su veredicto y usted puede ir preparando la investidura. Sea generoso en la oferta de acuerdos, incluso con la oposición, para que de verdad tengamos un Gobierno para todos los españoles y no uno en contra de la mitad de los ciudadanos. Llame cuanto antes a su contrincante -no es su enemigo, sólo su adversario- y cítele pronto en Moncloa para hablar de las cosas importantes, de los asuntos de Estado. Y luego, hablen con los periodistas y digan, juntos, a ETA que nunca van a ganar esta guerra sucia contra la libertad y contra la paz.

Y cuanto antes, señor presidente, póngase a gobernar. Elija un buen equipo de ministros, pero, sobre todo, personas que sean capaces de dialogar, de buscar acuerdos, de acercarse a la sociedad, a sus problemas.

La primera batalla que tiene usted que afrontar es la de la competitividad. Somos la octava potencia económica del mundo, pero estamos veinte puestos más atrás en competitividad.

Este país necesita una reforma educativa consensuada que eleve el nivel de exigencia, una Formación Profesional, que es un fracaso histórico, realmente potente, una Universidad que recupere la excelencia y deje de estar de espaldas a la sociedad y una formación permanente en la vida profesional. La principal inversión es el capital humano y ahí nos lo jugamos todo.

No hay que retroceder en las garantías del Estado de bienestar porque hay que proteger a los más débiles, pero hay que ser restrictivos en el gasto si queremos garantizar el futuro. Hay que repartir mejor los recursos y dar más juego a los poderes locales frente a los autonómicos. Y cambiar una Administración obsoleta por una con futuro. Y, sobre todo, haga lo imposible por alcanzar un consenso mayoritario para definir el modelo de nación que nos vamos a dar. Tiene usted trabajo por delante. Por el bien de todos, le deseo que acierte.