A punto de que las vacaciones de la época estival pasen a ser un mero recuerdo, la normalidad ciudadana se instala a pasos avanzados en nuestra sociedad. Y héte aquí que nuestros políticos, aterrizados recién de sus viajes de occidente a oriente, vislumbran allá en el horizonte entre otras cosas la difícil papeleta de los Presupuestos Generales del Estado. Como viene siendo habitual se prevé que los mismos vendrán cargaditos de obstáculos, los cuales deberán de ir resolviéndolos con la precisión de un prestigioso relojero suizo así como con la máxima justicia posible.

Sería el momento oportuno para que esa clase política sin excepción que nos representa y que tanto se viene poniendo en tela de juicio, dejara en sus próximas negociaciones definitivamente a un lado, tanto advertencias absurdas, como amenazas sibilinas e intereses partidistas, en pos del bienestar e interés general. Y es que a fuer de ser sincero se trata de una condición sine que non para que el ciudadano harto de ver el inejemplar comportamiento de muchos de ellos, que se han visto entrar esposados en las cárceles hoy sí y mañana también pueda, a partir de ahora, recobrar toda la fe y confianza en ellos. Rectificar es de sabios, conforme reza el popular y sabio refrán... ¿o no?

Asun Sánchez **

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