Esta semana, mientras leía con detenimiento la encuesta del CIS, no podía dejar de pensar en el conocido como sesgo del superviviente, que podríamos definir como la tendencia a excluir de los análisis, por ejemplo económicos, a aquellas empresas que no han podido superar la crisis. Si se aplica, los resultados son mucho más positivos que la realidad al excluir del análisis a todos esos elementos, empresas en este caso, que restarían en el estudio.

Analizando ayer la inverosímil encuesta del exmiembro del Comité Federal del PSOE me vino rápidamente a la memoria esta figura. La misma semana que por las Cortes Generales pasó el gobernador del Banco de España y nos alertó a todos de los graves problemas que el horizonte aguarda a la economía española, el CIS dice que la mitad de los españoles ven la situación económica actual como buena.

Recapitulemos. Con más de 150.000 empresas destruidas ya durante la crisis, con más de cuatro millones de españoles afectados por un ERTE, uno de cada tres trabajadores del sector privado, con más de 1,3 millones de autónomos cobrando la prestación por cese de actividad al haberse reducido radicalmente , si no totalmente sus ingresos, lo que asciende al 40% del total de autónomos de nuestro país, con más de un millón de empleos destruidos en lo que va de crisis y más de 5 millones de españoles cobrando prestación por desempleo... la situación es buena para más del 70% de los españoles. ¿Alguien puede creerse eso?

Estoy absolutamente convencido de que más allá de su intención decidida por la preverdad, por tratar de dirigir la opinión pública como nos tiene acostumbrado Moncloa, hay mucho de sesgo del superviviente, hay mucho de obviar todas aquellas respuestas negativas de esos millones de compatriotas que empiezan a sufrir las embestidas de la encarnizada crisis.

Y esta semana, en paralelo, el gobernador del Banco de España nos dibujó un escenario sombrío, con un déficit disparado por encima del 11%, lo que situaría la deuda por encima del 122% del PIB, así como una caída económica que superará el 12% en el mejor de los escenarios, lo que provocaría un desempleo en el entorno del 22%, más de ocho puntos de los que teníamos en 2019.

Con este entorno nadie cree que casi la mitad de los españoles entiendan que la situación económica es buena o muy buena, nadie lo piensa porque sencillamente el español medio y el extremeño medio tiene miedo de la situación que acabo de relatar, de la España que nos vamos a encontrar cuando salgamos de este largo confinamiento personal y económico y teme si harán falta recortes y sacrificios para salir de esta situación.

España y Extremadura necesitarán reformas, la prosa y el buenismo no nos hará generar empleo, no nos ayudará a que la gente se incorpore al mundo laboral y a que los autónomos vuelvan a levantar la persiana de su negocio. Pero para reformar hay que saber qué teclas tocar para incrementar la competitividad, para generar ventaja competitiva en nuestras empresas en el exterior, para que nuestros productos lleguen en situaciones favorables o para que el tamaño de nuestro sector público sea el óptimo para ofrecer servicios de calidad con un menor coste.

Se impone «expense review», hacer una auténtica auditoría de nuestros gastos y priorizar aquellos que aporten competitividad a nuestra economía. Tras el parón económico y con los datos que vienen por delante, y pese al sesgo del superviviente del CIS, el gobierno nacional y el regional tienen que hacer exactamente lo contrario de lo que están realizando ahora: generar certidumbre y seguridad.

Por eso, atacar a nuestros sectores industriales como el del automóvil, confinar en sus hoteles a los turistas, ofender a un sector que genera más del 12% del PIB en España, o insultar a nuestros agricultores y ganaderos no es una buena estrategia para generar confianza. El gobierno desnortado debe desde ya ponerse a trabajar y si no, apartarse.

Apartarse para que quien tiene equipos con experiencia y solvencia ejecute sus propuestas, su plan B para España, ese que presentamos la semana pasada y que pondría a nuestro país a funcionar de nuevo despertándola del letargo y la inacción de un gobierno de España y de Extremadura paralizados por una incapacidad manifiesta y una insolvencia aterradora.

Activemos España, no perdamos más el tiempo.

*Portavoz de Presupuestos del Grupo Popular en el Congreso.